29 de Octubre: Día Sin Juegos de Azar - Me llamo Víctor…tengo 39 años y soy ludópata.
Quizás os suene un poco fuerte. Pero sí, es así.
Y no hay día que pase que no tenga presente esa frase en mi cabeza.
Y, precisamente ahora, cuando se va a celebrar el próximo 29 de octubre el Día Internacional Sin Juegos de Azar, es cuando más me viene a la cabeza, cuando más me llegan los recuerdos de tiempos pasados.
De tiempos que no han sido felices, de tiempos duros, extremadamente duros, de momentos que uno intenta olvidar, pero no puede. Tiempos en los que no merecía la pena vivir. Tiempos en los que me ahogaba en mi propia soledad, en mi realidad ficticia, en mi permanente angustia.
Un día como hoy, hace prácticamente tres años (los que llevo sin jugar), decidí cambiar el signo de mi existencia. Y, siendo la decisión más dura que nunca he realizado ha sido, con diferencia, la elección más importante de mi vida: vivir o dejar de hacerlo.
Habían sido más de cinco años viviendo en el túnel del juego. En un infierno del que no se sabe salir. En un mundo paralelo completamente ajeno a la realidad. Un mundo donde mi mujer no era nada más que un juguete al que echar las culpas de mis problemas con discusiones fueras de tono, peleas, mentiras y engaños continuos; un mundo donde despreciaba el tiempo de estar con mi hija por una simple tragaperras; un mundo donde no importaba el dinero ni las deudas, por muy grandes que éstas fueran.
Como bien dijo alguien con el mismo problema que yo:
“…Es tal el momento en que eres consciente de que te da igual todo lo que tienes alrededor…o en el momento en que la única esperanza que ves, lo único que ves que te puede solucionar es un golpe de suerte, la esperanza esa que te intentan vender con las loterías…y en el caso de las máquinas tragaperras pues lo mejor es buscar…en el momento en que empiezas a olvidarte de todo y a sentirte bien…bueno, no eres consciente de que estás bien…sino que tu cabeza no está dándole vueltas absolutamente a nada…simplemente estás delante de las lucecitas y ya está.”
Pero, como siempre, al final la realidad se impone.
Ese día de hace casi tres años, decidí coger el toro por los cuernos.
Todavía no sé que pudo ver mi mujer en mí. Dice que soy un buen hombre y que merecía la pena luchar por recuperarme. Para volver a ser el que era cuando nos casamos.
Después de cinco años engañándola, de considerarla culpable de mi mal humor, de tenerla trabajando mañana y tarde sin poder ver a su hija, mientras yo me gastaba todo el dinero, después de arruinar económicamente a mi familia hasta tal punto de no tener casi ni para comer, todavía me pregunto que vio en mí.
Pero me agarré a ese clavo ardiente que me tendió como mano. Y no lo he soltado, ni lo soltaré nunca. Aunque me queme en lo más hondo de mí. Por eso, ahora sólo estoy “enganchado” a ella. Por eso ahora la quiero más que nunca.
Tres años después de aceptar que era ludópata, he recuperado completamente la felicidad. Vuelvo a ser el hombre que fui. Soy YO otra vez. Y si me apretáis, mejor que antes. He aprendido a ser abierto, a compartir los sentimientos, y a ser más cariñoso con los míos.
Me gusta estar en el mundo real. Soy feliz.
Hace un par de años, cuando estaba en tratamiento y en terapia de grupo, dije que estaba dentro de un túnel y que empezaba a ver la luz al final de él. Hoy considero que he salido completamente de él. Sin embargo, día tras día estoy atento a no volver a apartarme del camino correcto y volver a entrar en un lugar en el que nunca tenía que haber entrado.
- Me llamo Víctor…tengo 39 años y soy ludópata.
Salu2
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