Cuando llevaba un tiempo ya de tratamiento, El psicólogo que me trata, me recomendó hacer un escrito que, para mí, iba a ser bastante duro y complicado de realizar.
Simplemente (¿?) se trataba de expresar con palabras lo que YO creía que MI mujer pensaba de mí. O sea, hacer una carta en boca de mi mujer.
Sólo sé que cuando acabé de leerselo a Paqui, me dijo que era exactamente lo que pensaba de mi PALABRA por PALABRA.
Creo que merece la pena que os lo ponga. Y, si también vosotros hacéis con sinceridad el ejercicio, os dará mucho que pensar.
Sin más, os pongo el escrito:
Hola chiqui:
La verdad es que no se por donde empezar. Son tantos sentimientos encontrados que mi cabeza esta hecha un lío.
Lo primero que me viene es pensar en como he llegado a ser tan inocente. Te has aprovechado de mi y yo o no he podido o no he sabido verlo. Siempre he confiado en ti. Lo sabes. Ahora sin embargo todo ha cambiado, no puedo confiar en ti, y no se si algún día podré hacerlo del todo, porque lo que ha pasado no lo olvidaré nunca.
Recuerdo cuando descubrí tu mentira por primera vez. Tú estabas en Zaragoza. Cuando volviste del viaje y me dijiste que habías acabado con las deudas y que no ibas a jugar más, te lo hice jurar por la salud de Marta. No sabes cuánto me arrepiento de poner la salud de nuestra hija de por medio. Pero peor es saber que rompiste ese juramento sin importarte ni yo ni, sobre todo, tu hija. ¿En qué estabas pensando cuando aceptaste la promesa?
Me has tenido trabajando durante tres años. Tres años en los cuales he perdido parte de la infancia de Marta. No te ha importado nada mi sufrimiento, no te ha afectado ver que no estaba con mi hija con tal de cubrir con nuestro dinero tus juegos, y todas las deudas que estabas acumulando. Y me doy cuenta que ese tiempo ya lo he perdido. No lo puedo recuperar.
Pensé que eras diferente a los demás. Por eso me casé contigo. He visto a amigas que se han juntado con sinvergüenzas, y a veces daba gracias a Dios por que tú no eras como ellos. Fíjate por dónde, ahora yo pienso que tú eres uno de ellos.
Sí.
Me dicen que lo tuyo es una enfermedad. Pero todavía no he llegado a comprender toda esa sarta de mentiras que me has contado. Yo confiaba en ti y hubiese deseado que tú lo hubieses hecho en mí. ¿Qué te hubiese costado contarme desde un principio lo que te sucedía? Pero no, elegiste continuar la mentira.
He recibido gritos, insultos que no me merecía. Descargabas tu ira acumulada en el juego sobre mí. Y, lo peor de todo, me hacías sentir culpable de la situación en la que estábamos. Y ahora sé que no lo soy, aunque me hicieras dudar.
Dices que me quieres. Yo pienso que también, aunque hay momentos en los que me entraba la duda. Pero yo necesito algo más. Necesito sentirme amada, y eso es algo que hace mucho tiempo que no apreciaba. Durante estos años, tu supuesto amor sólo me lo ofrecías a cuentagotas: que si el Día de San Jordi, que si San Valentín, que si el Aniversario. Pero los demás días sólo eran monotonía, sufrimiento y soledad. Hasta ahora me has demostrado poco. Pero poco a poco voy viendo un cambio en ti. Sé que no será un camino de rosas, pero estoy ilusionada en conseguirlo.
Sé que eres de personalidad más débil. Necesitas que estén por ti. Y lo voy a hacer. Quiero conseguirte de nuevo. Quiero volver a tener ese Víctor que conocía cuando empezamos a salir. Ese Víctor con el que me casé. Pero también quiero que tú formes parte de este nuevo proyecto, de esta nueva ilusión, de esta nueva vida.
Y todo esto te lo digo porque te quiero. Y también porque tu hija te vea como el mejor papá del mundo. No olvides nunca lo que te ha ocurrido. Si te volviese a pasar no se si podría aguantar todo de nuevo. Pero en el fondo de mí, te miro, y creo que lo vas a conseguir. Y lo digo por las dos cosas: por el juego y porque me quieras como tú sabes.
Y cuando lo consigamos, sólo entonces, volveré a ser la mujer más feliz del mundo.
Salu2
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