Escrito el: 18 de Agosto de 2006 a las 12:21
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todo lo que no te hace daño, no es malo para tí. Todo lo que no haces compulsivamente, porque nos enganchamos a la cola de un caballo; todo lo que no te resta tiempo, emociones, cariño, dedicación, ..., para otras cosas que teníamos olvidadas, puedo hacer, ver.
No es lo mismo ver un partidillo de baloncesto, que chuparse ocho horas al día en el sofá cambiando de teledeporte a telesport, de canal barça a canal merengue, ...
Uno puede ahora decidir entre echar culo en el sofá con el mando a distancia adosado a la palma de la mano, o dar una vuelta con los niños, con la pareja, darle el mando a esa persona que tanto ha sufrido por nosotros.
JUGAR, como compartir ocio con los nuestros, si no nos afecta a cada uno particularmente no debe frenar la rehabilitación. Si estoy en la playa y mi hijo me ofrece una paleta para echar diez minutos paleteando, ¿qué me hace más daño aceptarla y compatir ese tiempo de ocio con él, o excusarme diciéndole que "ya sabes, Adri, no puedo jugar a nada?.
Una cosa es el juego, el que tanto daño nos ha hecho a nosotros y a los nuestros, y otras es compartir nuestro tiempo libre (libre ahora de juego), participar con la familia de nuestra nueva vida.
Yo acepto esa paleta, le he dado un par de veces unos toques a un balón con mi hijo porque me lo ha pedido. No me ha hecho ningún mal. He distinguido entre esta vida familiar y el juego.
He visto en dos años diez o doce partidos de mi Barça, pero no me he cargado toda la liga, la supercopa, la copa, la champions, el copón, ... Antes los partidos eran una excusa para "huir" de casa, o para "aislarme" en ella.
Sin embargo, a juegos de mesa me tengo prohibido acercarme, a juegos de play y similares, aunque me lo pida la familia, que ya no lo hace porque a mis hijos les expliqué, bien pronto, recién comentada mi rehabilitación, que yo era jugador y todas esas cosas raritas que habían pasado en los últimos tiempos en casa se debían a mi ENFERMEDAD. Y siendo preadolescentes, lo comprendieron.
Una cosilla es echar un partidillo con los amigos, y otra es no salir de la pista: supone huir, no compartir con quien lo tenemos que hacer, derivar nuestra compulsión hacia otros menesteres.
Igual me ocurre con el ordenador: yo me he puesto un límite de unas diez horas a la semana. Y además de forear, hago en él otras cosas.
Sí, comprendo, Carlos, que no te prohiban (en una Asociación no se prohibe), sino que den ejemplo, compartan sus experiencias respecto a esos "inocentes menesteres lúdicos", en que otras personas pueden ocupar su ocio (yo no, porque mi mente es adictiva). Y normalmente, en un principio los canales de comunicación con nuestro entorno no están muy fluidos, así que mejor será para nosotros no aislarnos y abrirnos para mejorarlos: menos sillonball más amor.
Un abrazo.
Una postdatilla, yo tardé varios meses en ir aceptando, comprendiendo, esas recomendaciones, esas "normas", esas vivencias compartidas por otros compañeros, pero pronto se asientan en nuestro ser. Aceptación y sumisión son dos palabritas que antes creía sólo servían para rellenar los crucigramas.
__________________ Vive y deja vivir
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