Escrito el: 18 de Oc tubre de 2006 a las 16:48

Chicos y chicas

Les saludo con muchas ganas.

Simplemente quiero decir que el juego trastornó mi existencia, y ahora estoy viendo las nada alentadoras consecuencias: A mis 26 años (juego desde los 24 de manera más frecuente.) NO tengo amigos, eso porque, ademas de una timidez que he tenido desde chamaco, ahora como que me da cosilla entablar una conversacion con alguien, porque, para explicarles un poco, mi vida ha sido estudiar, trabajar, estar en la casa, y jugar... QUE DESPERDICIO... me pregunto ¿Por qué diantres me pasó? Porqué me aficioné tanto a eso, dejando de hacer otras cosas y aislándome? Y algo que me hizo ver un sacerdote con el que hablé ayer: Porque me acostumbré a perder. Porque yo iba ahi como por encargo, siempre que me pagaban iba al casino, y algo que agradezco a Dios es que nunca lo gastaba todo, siempre me "controlaba"; pero llegué a un punto en que ni me enojaba si perdia mi dinero. La única cosa positiva que veo de esto es que, aunque siempre voy a tener que cuidarme para controlarlo (hace casi 1 mes que no juego), es que "lo que no mata hace más fuerte". La cuestion es que me ha dado un entendimiento mejor de la naturaleza humana, y  aprendí que no debo juzgar a nadie, porque no se puede critcar la paja en el ojo ajeno sin ver el PEÑASCO que tengo en el mío.

Ahora no hay excusa: se acabó la necedad: CUIDENSE!!!

Lo que yo tengo es una autoestima de mierda... siempre la he tenido. eso con ayuda de Dios va a cambiar poco a poco. Gente, examinen su autoestima, y si pueden, hablen con un sacerdote o psicologo.

Es la última vez que hablo en este foro, a menos que sea para opinar sobre un mensaje ajeno o para responder un mensaje privado.

Ya estoy harto de pensar en esto aunque sea un segundo todos los putos días. No voy a dejar que eso me determine, voy a dejarme de pendejadas, de lloraderas, simplemente aceptaré mi realidad, que la embarré, pero que Dios me quiere aquí en el mundo por algo, para luchar y que mi vida será un testimonio de que con ayuda de Dios sí se puede.