Escrito el: 12 de Marzo de 2006 a las 03:51
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Tomado de un grupo de ayuda venezolano, con autorización del administrador:
HECHOS DE LA LUDOPATIA...
Decía un ludópata al grupo— "después de pasarme horas jugando, si se me acababa el dinero, le decía al camarero que apagase la máquina hasta que yo volviera del cajero automático para jugar de nuevo. No quería que nadie se aprovechara de que yo hubiera calentado la máquina y recogiera el premio." Comentario: El jugador tiene la fantasía de que la probabilidad de obtener premio se acerca cuanto más tiempo permanezca jugando. Cuando lo cierto es que en cada jugada las probabilidades de ganar son siempre las mismas. Apagar la máquina no suspende las leyes del azar. Al volver a encenderla, las probabilidades siguen jugando en contra del jugador con la misma fuerza. Casi todos los ludópatas de tragaperras han actuado de este modo más de una vez. ¿Se identifica usted con esta circunstancia? Tal esperanza de premio es desalentadora para cualquiera que se acerque a los juegos de azar de un modo mínimamente racional. Y también para los que lo hacen con la ilusión (espejismo) de que les toque, pues las pérdidas reiteradas alejarían al más ingenuo. Por eso, los organizadores de tales juegos se las ingenian para incrementar la frecuencia de los premios y generar la ilusión de que el azar puede favorecernos o que podemos controlarlo.
+Las loterías prodigan premios menores más frecuentes, como puede ser el reintegro de lo jugado si se acierta la última cifra (una probabilidad entre diez), o premiar el número, aunque no se acierte la serie (una probabilidad entre cien mil). Con ello se genera una atmósfera que inserta en las mentes de los jugadores la idea de que «si otros ganan, ¿por qué no me va a tocar a mí hoy?». Una imagen potenciada mediante los mensajes publicitarios pertinentes.
+ Las máquinas tragaperras crean la ilusión de poder manipular el azar a nuestro favor incluyendo botones con luces multicolores que pueden detener el giro de las ruedas cuando lo deseemos. Ese espejismo de control del azar permite mantener al sujeto en la creencia de que puede ganar. Pero no lo olvide: a corto, medio y largo plazo, con los juegos de azar siempre se pierde; las leyes del azar están invariablemente en contra del jugador. Los organizadores de juegos lo saben, ahí radica la base de su negocio, por eso se esfuerzan tanto en aplacar la razón de los potenciales jugadores haciendo llamamientos publicitarios a ese fondo atávico, mágico y primitivo, relacionado con los temores religiosos, para moverlos a jugar; fe y credulidad son la misma cosa.
+ Jugar es divertido siempre y cuando se tenga la libertad de dejarlo en cualquier momento y sin esfuerzo. El juego está al servicio de los humanos, no los humanos al servicio del juego.
+ En los juegos de azar dejamos de ser sujetos activos y nos transformamos en agentes pasivos. El juego juega con y por nosotros.
+ Las leyes que rigen los juegos de azar indican que las probabilidades de ganar están siempre en contra del jugador y a favor del promotor.
+ Los juegos de azar nunca son una inversión que permita ganar dinero al jugador. Apostar sistemáticamente a estos juegos lleva a corto, medio y largo plazo a pérdidas económicas.
+ Los únicos beneficiarios de estos juegos son sus promotores, que tienen a favor las leyes de probabilidades.
+ Las probabilidades de perder son siempre las mismas en cada una de las jugadas. Ni las máquinas se «calientan», ni la suerte viene a «rachas», ni existen números «bonitos» con mayor probabilidad de salir, ni acontecimientos externos que lo favorezcan, ni presentimientos que lo adivinen.
+ No existen sistemas para ganar en los casinos. Los revientacasinos tampoco los tienen. Aprovechan los desgastes mecánicos que el tiempo de uso impone en las ruletas, lo que rompe el azar y permite que aparezcan sesgos y tendencias. Se necesita mucha observación para detectarlas y, después, explotarlas.
+ Los premios pequeños, las luces de colores, la música y los botones son un señuelo para que los jugadores crean poder forzar el azar a su favor y que es posible que les toque un premio también a ellos.
+ El alcohol desinhibe y disminuye la resistencia a seguir jugando y la cafeína estimula a continuar.
+ Por mucho que insista la publicidad, la ilusión de ganar es sólo eso: un espejismo de profundas raíces atávicas que los promotores explotan a conciencia.
Gracias Felipe.
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