Escrito el: 23 de Junio de  2006 a las 17:08

SALUD : ESTUDIO DE NEUROLOGOS ARGENTINOS

Asocian la compulsión al juego con una alteración en una zona del cerebro

Es en la corteza prefrontal, vinculada a las funciones ejecutivas y a la organización.

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Según un estudio elaborado por un equipo de investigadores argentinos, los jugadores compulsivos o ludópatas muestran un patrón de actividad cerebral similar al que se ve en los alcohólicos o los drogadictos. Y una alteración en la zona cerebral ligada con la toma de decisiones. El trabajo fue liderado por Facundo Manes, jefe de la Sección Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría de la clínica FLENI, y acaba de ser presentado en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología, en Miami.

"El complejo deterioro del proceso de toma de decisiones y del control inhibitorio que exhibieron los jugadores patológicos en este estudio es comparable al que presentan los drogadependientes", señaló Manes a Clarín.

El equipo del FLENI pudo detectar que la compulsión al juego se asocia con una alteración en la corteza prefrontal del cerebro, región íntimamente ligada con las "funciones ejecutivas, que comprenden la capacidad de abstraer, planificar, organizar, cambiar y adaptar los conocimientos actuales y pasados a las futuras conductas", explicó Manes.

Esto explicaría por qué los adictos a los juegos de azar insisten en apostar, pese a las conocidas implicancias negativas que esta compulsión tiene sobre la vida social de las personas. ¿En qué se diferencian los adictos al juego de los jugadores normales? Los jugadores patológicos se caracterizan por un "comportamiento desadaptado persistente que tiene consecuencias negativas en el terreno familiar, profesional y social", indicó Manes. Y destacó que, al igual que alguien que abusa de drogas respecto de la sustancia adictiva, el ludópata "prioriza el juego por sobre otras actividades en su vida".

Para encarar esta investigación, los científicos examinaron a once jugadores patológicos en un hipódromo y en un casino de Buenos Aires. Para ello, utilizaron distintas medidas de impulsividad, memoria y atención, que apuntaban a evaluar los procesos involucrados en la toma de decisiones en sus apuestas. Una vez tomadas estas pruebas, el equipo comparó los resultados de este grupo con los de diez jugadores considerados "normales".

Manes explicó que la función de tomar decisiones "supone la evaluación de posibles recompensas y castigos derivadas de las diversas opciones de respuesta y la selección de la opción que la persona considera la mejor". Una de las conclusiones del trabajo fue que los jugadores compulsivos cometieron más errores y tuvieron peores elecciones en sus apuestas, en especial cuando tenían que evaluar metas de corto plazo frente a metas de largo plazo.

Manes aclaró que aún resta dilucidar si estas alteraciones en el cerebro están causadas por la adicción al juego o si esta disfunción generaría una predisposición a la ludopatía. "Nuestro estudio revela una asociación, no una relación causa-efecto", subrayó. Quizá posteriores trabajos ayuden a contestar esa pregunta. Mientras, "este hallazgo podría ser útil para futuros tratamientos psicofarmacológicos y de rehabilitación", concluyó.

CARACTERISTICA. AL LUDOPATA SE LE COMPLICA LA PLANIFICACION DE METAS.
El problema en la Argentina



Un grupo de psiquiatras que integra la Asociación de Psiquiatría Argentina (APSA) presentó un proyecto para combatir la adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar. Contempla tres pilares: el informativo, el de protección y prevención y la puesta en marcha de medidas legales.

"Tenemos que plantear y difundir las características del trastorno, hacer una campaña de prevención y, sobre todo, completar el vacío legal; es de cir, hay que definir dónde se puede jugar, con qué modalidad y en qué horarios", explicó a Clarín Julio Brizuela, presidente del capítulo Juego Patológico, que se debatió durante el Congreso Argentino de Pisquiatría, que concluye hoy en Mar del Plata.

Según datos extraoficiales, las cifras de jugadores compulsivos que hay en la Argentina sería de entre el 0,5 y el 1,5% de la población adulta. Pero la tasa es cuatro veces más alta en jóvenes. "Eso nos indica que tenemos que trabajar en el tratamiento de los enfermos, pero no descuidar a los jugadores denominados sanos. Nada nos impide pensar que el jugador que nosotros denominamos responsable mañana pueda ser un hombre que pierde el control", concluyó Brizuela.


Fuente: Clarín

http://www.clarin.com/diario/2005/04/24/sociedad/s-04401.htm