Autor |
|
Jesús Usuario
Ingresado: 20 de Junio de 2007 Lugar: Spain Mensajes: 31
|
Escrito el: 20 de Junio de 2007 a las 11:05
|
|
|
El cerebro adicto
Por Pere Estupinyà
Hay una fiesta en casa de Mónica y Carlos. Han venido amigos nuevos. Carlos consume por primera vez una pequeña dosis de cocaína. A los pocos segundos la cocaína provoca que en una zona concreta de su cerebro aumenten los niveles de un neurotransmisor llamado dopamina. Una sensación de placer, poder y euforia inunda a Carlos. Le ha gustado. Quizás no volverá a probar la cocaína, no siente ninguna necesidad de repetir la experiencia, ni la va a sentir aunque consuma cocaína unas pocas veces más. Pero como esta sustancia le proporciona placer puede que sí continúe tomándola. Si lo hace, al cabo del tiempo su cerebro tendrá que adaptarse a esta nueva situación. Aquí llegan los verdaderos problemas.
La cocaína es una de las adicciones más frecuentes
La dopamina es un placentero premio que nuestro cerebro nos concede de forma natural después de acciones como el sexo, comer o hacer ejercicio. Es un mecanismo diseñado por la evolución para que nos guste repetir aquellas acciones que son positivas para nuestra salud, supervivencia y reproducción. El problema es que los niveles de dopamina que las drogas consiguen liberar son muchísimo mayores que los segregados de forma natural. Y para que este mecanismo de placer-recompensa continúe siendo efectivo tras un consumo continuado de drogas, el cerebro de Carlos está haciendo una serie de complejos cambios para desensibilizarse de la dopamina.
Carlos ya no se siente tan bien al tomar cocaína, incluso empieza a sentirse mal cuando no la toma. Los niveles normales de placer que experimenta cuando tiene relaciones con su novia, o cuando come, ya no le satisfacen, y ahora sí necesita consumir periódicamente cocaína. La droga ha usurpado su centro del placer hasta tal punto que la búsqueda de esa sustancia dirige su vida, la consume de forma compulsiva, ha perdido el control y no puede evitarla a pesar de ser consciente de los daños que causa a su salud, economía y relaciones personales. Carlos forma parte del pequeño porcentaje de personas que tras un consumo habitual de cocaína se vuelven adictas.
Más adictos de lo que parece Pero dejemos por un momento a Carlos y fijémonos en Mónica. Está muy preocupada por la adicción de su compañero, y no sabe si achacar las culpas a una supuesta poca fuerza de voluntad de Carlos o, según lo que le dice el médico, sus alteradas neuronas. Ella no lo sabe, pero su propio cerebro también sufre un problema parecido. Mónica fuma 2 paquetes de tabaco al día, y aunque ha intentado dejarlo varias veces, nunca lo ha conseguido. Fumar siempre le ha resultado placentero. Pocos segundos después de una calada la nicotina ya ha sido absorbida por los pulmones, distribuida por la circulación sanguínea y ha llegado a su cerebro. Allí, por un mecanismo diferente al de la cocaína, también provoca un aumento de dopamina en el centro del placer. Como Carlos, al cabo de los años sus neuronas se han hecho dependientes de la nicotina.
El tabaco también produce un aumento de dopamina
Paseando por la calle Mónica se encuentra a su amiga Anabel. Juntas se van a tomar un café. Mónica le explica toda la historia de Carlos y lo que ha aprendido sobre la neuroquímica de las adicciones. Al finalizar Anabel añade: “Pues yo soy adicta al café, necesito tomar varios cada día, y si no lo hago me duele la cabeza, estoy irritable y tengo somnolencia. Sé que tomo demasiados y no es bueno para mi tensión arterial, pero lo he intentado dejar varias veces y no puedo de ninguna forma. ¡Y también al chocolate! Empecé tomando poco, pero ahora cada día me como una tableta entera por la noche mientras miro la tele. Sólo sentarme en el sofá y ya siento un deseo irrefrenable”. Mónica exclama: “No compares, por favor! Ni el chocolate ni el café dirigen tu vida, no vas a dejar de trabajar por él, ni abandonar a tus seres más cercanos como hacen algunos adictos de verdad... y seguro que si alguna noche en lugar de mirar la tele sales o vas al cine seguro que no sientes tal deseo”.
A Mónica no le falta razón. No hay un consenso claro sobre el concepto adicción, la definición más aceptada implica una “pérdida de control sobre el consumo de una sustancia que conduce a su búsqueda y toma compulsiva a pesar de los efectos negativos de la misma”. Basándose en esto los expertos, prefieren catalogar los hábitos de Anabel como dependencias, pero no adicciones.
El café no genera adicción, pero sí dependencia
De todas formas hay motivos claros por los que café y chocolate generan dependencia. La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central, aumenta el ritmo cardíaco y la respiración. Nos despierta. Y se ha demostrado que el consumo continuado de elevadas dosis de café provoca tolerancia a la cafeína y una cierta dependencia física. Por su parte el poder estimulante del chocolate se debe a que contiene teobromina, un alcaloide de la misma familia que la cafeína y cuyos efectos son muy parecidos. Además, incluso en estudios de neuroimagen se ha visto que durante el consumo de chocolate se activan en el cerebro las zonas responsables del placer, por lo que el deseo de Anabel es neuroquímicamente comprensible.
El entorno también influye, y mucho
Pero la costumbre de tomar café o chocolate va mucho más lejos de la dependencia física. Quizás sin saberlo, Mónica ha incidido en otro punto muy importante en el complejo tema de las adicciones. La importancia del entorno y la asociación de hábitos. Cuando Anabel se sienta en el sofá para ver la tele aparece la necesitad del chocolate, pero si esa noche hubiera salido ni habría pensado en su “adicción”. Sofá y chocolate son dos acciones que al cabo del tiempo se han asociado.
De la misma manera mucha gente fuma al leer el periódico, o tomando un café, o bebe cuando se encuentra con ciertos amigos. Este hecho se conoce como el reflejo condicionado de Pavlov, un psicólogo que durante un tiempo alimentó a perros mientras hacía sonar una campana, y al cabo del tiempo advirtió que con sólo el sonido de la campana, sin presencia de comida, el perro empezaba a salivar.
Pavlov y uno de sus perros
Otro ejemplo más relacionado con la drogadicción es el de los muchos soldados estadounidenses que durante la guerra de Vietnam eran grandes consumidores de heroína. Al volver a su país y cambiar de entorno, la mayoría superaron su adicción. Sólo aquellos que ya consumían heroína antes de la guerra continuaron haciéndolo al volver.
Incluso en el caso de una droga tan adictiva como el tabaco, muchos especialistas consideran que para la mayoría de fumadores lo más difícil no es superar el síndrome de abstinencia a la nicotina, sino conseguir librarse de todas las situaciones asociadas a fumar un cigarrillo que inducen al teórico exfumador a recaer. En este sentido, una terapia como la de los parches de nicotina persigue un doble objetivo. Por una parte va disminuyendo la dosis de nicotina para controlar la adicción física, pero al mismo tiempo el paciente puede intentar romper el hábito de fumar, y acostumbrarse a no encender un cigarrillo en lugares o situaciones donde antes siempre lo hacía, casi de forma inconsciente.
En otro contexto pasa lo mismo con los heroinómanos. Se les suministra metadona para que no sientan la necesidad de consumir heroína, pero la metadona no es un tratamiento, sino una sustitución. El adicto pasa a serlo de una sustancia menos nociva y de la que puede desengañarse más fácilmente, al tiempo que se le saca de un entorno y condicionantes sociales que sin duda le llevarían a recaer en el consumo de droga.
Nuevas adicciones
Anabel acepta a regañadientes las argumentaciones neuroquímicas de Mónica sobre las adicciones, pero no queda convencida del todo y decide contraatacar confesando un secreto a su amiga: “Mi padre es ludópata, es un adicto al juego, cuando ve una máquina tragaperras no puede evitar gastarse todo el dinero que lleve encima, aunque no haya en su cerebro ninguna sustancia química rara de las que comentas”.
Anabel está en lo cierto, pero no del todo. Efectivamente la ludopatía se considera una adicción, quizás es la más representativa de las adicciones no a sustancias sino a conductas. Pero recientes estudios han demostrado que cuando el ludópata gana, también segrega una cantidad inusual de dopamina en el centro del placer del cerebro, como pasa con las drogas químicas. Incluso se activan las mismas zonas del cerebro en un jugador compulsivo al ver una máquina tragaperras que en un cocainómano ante una dosis, zonas que no reaccionan ni en un caso ni en el otro en controles de personas no adictas.
La adicción al juego existe desde hace ya bastante tiempo, pero en las sociedades occidentales están emergiendo una serie de nuevas adicciones conductuales: al trabajo, a internet, al sexo, a las compras, el culto al cuerpo, la televisión, la bulimia, los móviles... Algunos expertos consideran exagerado denominar adicciones a estos hábitos y prefieren llamarlos conductas compulsivas, pero sí es cierto que algunos de estos comportamientos siguen fases y pautas que recuerdan las adicciones a drogas.
Durante un tiempo el éxito en el trabajo puede generar euforia y reforzar la autoestima. Pero hay personas que cada vez se marcan objetivos laborales más altos y acaban perdiendo el control, sacrifican su vida por la empresa, perjudican a las personas que les rodean, no pueden desconectar durante su tiempo libre e incluso llegan a odiar las vacaciones. Hay “adictos” a las compras incapaces de controlar sus impulsos consumistas a pesar de las consecuencias negativas para ellos o sus familias. Cuando algo les despierta interés se obsesionan, no pueden quitárselo de la cabeza hasta que lo adquieren.
La vigorexia es un término que nació en los años noventa; son personas que se encierran en el gimnasio y por mucha musculatura que desarrollen continúan viéndose débiles. Distorsionan la realidad, sacrifican relaciones personales, cambian de trabajo para poder ir al gimnasio, y consumen esteroides y anabolizantes en cantidades extremas a pesar de conocer sus riesgos cardiovasculares. Usuarios compulsivos de internet son capaces de pasarse horas y horas enganchados a la red. Algunos sufren síndrome de abstinencia cuando no están conectados, con episodios de ansiedad e incluso movimientos involuntarios de los dedos.
Probablemente el origen y la naturaleza de estos nuevos comportamientos compulsivos haya que buscarlos en ciertas carencias de nuestra sociedad y poco tengan que ver con la adicción a la cocaína de Carlos. De todas formas cualquier verdadera adicción es la suma de condicionantes sociales, psicológicos, emocionales, culturales, genéticos, neuroquímicos... Nunca hay una única causa ni vamos a encontrar un tratamiento único que sirva en todos los casos, pero podemos tener esperanza en que el conocimiento cada vez más detallado de todos los factores que intervienen en el proceso de adicción, conduzca a diseñar intervenciones más individualizadas que combinen tanto farmacología como psicología para poder recuperar de forma más efectiva un cerebro y una mente adicta.
Sustancias diferentes, mecanismos similares
El cerebro se comunica mediante neurotransmisores. Una señal eléctrica recorre la neurona, pero cuando ésta quiere trasmitir información a la siguiente, sus palabras son unas moléculas llamadas neurotransmisores. Hay muchísimos y con funciones diversas, pero uno es el principal encargado de regular la sensación de placer: la dopamina.
Por su parte las drogas tienen una estructura química similar a ciertos neurotransmisores y esto les permite engañar al cerebro, que no distingue entre la sustancia natural y la extraña. Los efectos de cada sustancia son diferentes, la cocaína es un poderoso estimulante que acelera considerablemente el ritmo cardíaco, mientras que la heroína actúa como sedante. Pero anfetaminas, cocaína, heroína, nicotina, cannabis y alcohol tienen algo común: todas ellas incrementan la cantidad de dopamina entre las neuronas de una zona del cerebro llamada el Nucleus Accumbens.
P.E.
(Publicado originalmente en El magazine en mayo de 2005)
Os dejo esto aquí, para vuestra reflexión.
Varios días sin vicios.
Editado por Jesús - 28 de Junio de 2007 a las 01:29
__________________ Si eres nuevo, esto es la biblia del ludópata y familiares hazme caso y tómate un tiempo en leerlo:
http://www.ludopatia.org/forum/forum_posts.asp?TID=2070&PN=1
|
Volver al comienzo |
|
|
administrator Usuario Av
Ingresado: 01 de Oc tubre de 2003 Lugar: Spain Mensajes: 2207
|
Escrito el: 20 de Junio de 2007 a las 12:07
|
|
|
Hola Jesús, este es el foro adecuado para colgar el artículo, pero si lees el aviso importante "respeto en el foro" verás que no se pueden publicar en los hilos el nombre de otras webs, blogs...porque lo consideramos publicidad si no se nos ha pedido permiso y lo hemos concedido. Por consiguiente, puedes copiar el artículo y pegarlo en ese mismo mensaje que es un lugar muy adecuado, aunque yo tenga que borrar el link que has puesto.Respecto a las definiciones de adicción yo no estoy muy de acuerdo, creo que hay concepciones más amplias con menos contradicciones...pero bueno será el debate si se promueve y lo que hará aprender realmente a nuestros foreros.Un saludo, agradecido.Manel.
__________________
|
Volver al comienzo |
|
|
adita Usuario
Ingresado: 03 de Noviembre de 2008 Lugar: Spain Mensajes: 3
|
Escrito el: 07 de Noviembre de 2008 a las 00:01
|
|
|
cual es la razon por la que algunas personas somos adictas por naturaleza, ya sea a sustancias o situaciones? esta es una pregunta que siempre me inquietó y para la que no encuentro respuesta.
puede ser simplemente una cuestion de educacion, me explico, desde niños nos consuelan o proporcionan placer con el chupete, puede ser que busquemos una fuente de olvido al engaño ,inexistente, y por ello volvemos a autoengañarnos y buscamos entonces sustitutos del chupete?
alguien sabe de esto?
__________________ caida, no vencida
|
Volver al comienzo |
|
|
administrator Usuario Av
Ingresado: 01 de Oc tubre de 2003 Lugar: Spain Mensajes: 2207
|
Escrito el: 07 de Noviembre de 2008 a las 12:19
|
|
|
La formulación de la pregunta no es correcta puesto que no permite diferenciar entre lo que es la dependencia emocional y una adicción provocada por un elemento exterior con verdadero potencial adictivo. Es cierto que un porcentaje de alcoholicos tiene causalidad de orden genético, por el supuesto efecto diferencial que tiene en ellos el alcohol. Sin embargo, la mayoría de los alcoholicos no siguen ese patrón, y por consiguiente no tiene relación genética, que has sustituido sin querer por naturaleza, supongo. De eso se deduce que la mayoría de alcoholicos los son por el potencial adictivo de la sustancia, en unos casos con mayor vulnerabilidad por razones genéticas, mientras en la mayoría el potencial adictivo de la sustancia no requiere ninguna vulnerabilidad especial.
Las situaciones pueden generar dependencia emocional, y la maduración de las pulsiones, desde la fase oral, de las posibles dependencias, podria puede ser emocionante desde el punto de vista psicoanalítico, pero nos dispersaria el razonamiento en el mundo de la dependencia emocional.
Como ya he dicho anteriormente, ni siquiera el alcohol, ajustaria correctamente la explicación genética, nada más psicoanalítico paradójicamente, ni el juego se explicará por la dependencia emocional, aunque intervenga a menudo, como habrían otros conceptos psicoanalíticos muy interesante para investigar, complejos de inferioridad o superioridad y todos los mecanismos de defensa, si se quiere....
Se desarrolle el paradigma psicológico que se quiera, olvidar la prevalencia del potencial adictivo de agentes externos sobre la mayoría de las personas es algo que en el juego de apuestas se ha demostrado por la incapacidad de encontrar resultados que definiesen un perfil de afectados.
Es decir, cuanto más extiende la posibilidad de las apuestas a todos los niveles sociales, con toda la variedad de personalidades presentes en la Sociedad, más se extiende la población de afectados a todos los tipos de personalidad presentes, y los sustitutos del chupete ya no son cuestiones emocionales, sinó de los diferentes tipos de condicionamiento y aprendizaje, y sí, digo de aprendizaje, no digo de Educación, aunque también intervenga la educación en muchos aspectos, incluso el conceptual, sobre que es adictivo, que engancha y que puede hundir la vida de los ciudadanos....
Busquen los sustitutos y las compensaciones necesarias en su vida, pero no elijan mal, una adicción no va a sustituir ni compensar nada, como tampoco viene de golpe por una sustitución puntual de no se sabe exactamente que último "chupete", otros factores de aprendizaje y refuerzo, influirán más en mantener ese comportamiento que no el escarceo de la sutitución-compensación...
__________________
|
Volver al comienzo |
|
|
adita Usuario
Ingresado: 03 de Noviembre de 2008 Lugar: Spain Mensajes: 3
|
Escrito el: 07 de Noviembre de 2008 a las 16:23
|
|
|
la pregunta es : porque algun@s somos adictos ´a todo´y otrOs ´a nada´
sugerencia: 1al engaño, 2´naturaleza,supongo´,3potencial adictivode la sustancia,4genetica , ...
En cuanto a la dependencia emocional:el juego es la base de la Educacion Infantil,; en el camino de la educación se encuentra el Aprendizaje. a aguantar con la boca pechada   ; .
igual da: educación, aprendizaje,genetica,sustancias adictivas,Dopamina,Felicidad..... &nb sp; el tema ES.
__________________ caida, no vencida
|
Volver al comienzo |
|
|
Naylu Usuario
Ingresado: 11 de Oc tubre de 2008 Lugar: Spain Mensajes: 115
|
Escrito el: 07 de Noviembre de 2008 a las 17:53
|
|
|
No sé si estoy totalmente en lo cierto, pero trato asiduamente con ludópatas de todas edades y una de las cosas que más observo en ellos es la generosidad, creo que se dá eso en el perfil, puede ser una casualidad pero nunca he conocido a una persona tacaña que tuviera problemas con el juego.
Saludos para todos. Marina.
|
Volver al comienzo |
|
|
administrator Usuario Av
Ingresado: 01 de Oc tubre de 2003 Lugar: Spain Mensajes: 2207
|
Escrito el: 07 de Noviembre de 2008 a las 18:14
|
|
|
La respuesta es que los únicos que no pueden ser adictos a nada quizás tienen trastornos más graves, así que nada bueno no parece...
El porcentaje de poliadictos, es decir de los que son adictos a "todo" es muy pequeño en la sociedad, en comparación con determinadas adicciones, así que tampoco representa a muchos jugadores ni ciudadanos...
En los números interpreto que las opciones 2 y 4 son la misma, aunque como la 2 no es muy científica deberías determinar a que te refieres. En cualquier caso ya expliqué que tienen una importancia relativa en un porcentaje menor que las causas circunstanciales, mientras que la 3 está siempre presente y cuando no lo está, no hay adicción, puede haber manía o obsesión pero no es adicción. La opción 1 sólo es un mecanismo con diferentes motivaciones, no es una opción como respuesta.
El aprendizaje es íntimo y anterior a la educación, especialmente si la Educación requiere elementos lingüísticos, la Educación está en el camino de la socialización, la experiencia es la base del aprendizaje tanto si se actúa jugando o no, y lo de la boca pechada...lo siento, no entiendo la expresión .
En mi país la gente muere por creer que da igual, que la felicidad se puede conseguir con sustancias adictivas...Supongo que en el tuyo también...
En cualquier caso, te veo un poco desorientada, no se si has leído algún manual inadecuado o quieres aprender demasiado deprisa, hay apectos que se tienen que ir entendiendo poco a poco, sin andar por andar como dice la canción... Mírate el listado de asociaciones que tienes en el encabezamiento del foro, a ver si te queda alguna cerca y podéis ir, sin prisas pero sin pausas...ir creciendo.
__________________
|
Volver al comienzo |
|
|
CuiCui Usuario
Ingresado: 11 de Enero de 2008 Mensajes: 198
|
Escrito el: 10 de Noviembre de 2008 a las 09:15
|
|
|
Buenos días,
He encontrado algo sobre la motivación que parece interesante también para entender una pequeña parte de la parte biológica que sustenta la adicción (pero no por ello es la causa o la explica totalmente).
Pienso que otros elementos a parte de los biológicos, o en nuestro caso del juego de apuesta, tiene más que ver en las adicciones que biología que lo sustenta, el dinero como intercambiable universal de cualquier bien que nos proporcione placer, la disponibilidad, la permisibilidad del juego de apuesta, el bajo coste de la apuesta, la cultura...
Jesús Flórez Director, Laboratorio de Neurobiología del Desarrollo, Universidad de Cantabria Canal Down21
Premios, incentivos y motivación intrínseca
Aunque recompensa o premio no es lo mismo que motivación, no se pueden desligar ambas realidades. La recompensa ejerce complejos y poderosos efectos sobre la conducta. Puede llevarnos a aprender conductas nuevas, pero también puede influir sobre la motivación y la ejecución de una tarea sin que ello suponga un aprendizaje nuevo.
Si la motivación nos lleva a aprender, la recompensa que aparece al final de la ejecución de una tarea facilita esa motivación porque se comporta como un elemento reforzador. Las técnicas de reforzamiento constituyen la base de lo que se llama técnicas de modificación de la conducta.
La neurobiología del premio es compleja y ha sido ampliamente analizada para profundizar en los sistemas cerebrales que rigen, de modo general, nuestra conducta ya que ésta viene condicionada en buena medida por el deseo u objetivo de alcanzar algo agradable o satisfactorio. El estudio de los circuitos cerebrales que, por ejemplo, controlan el apetito sexual o la conducta del drogadicto que abusa de drogas, se ha basado en la metodología psicológica experimental del condicionamiento operante, tal como aparece en las técnicas de autoestimulación cerebral y autoadministración de drogas. En estos circuitos cerebrales intervienen de manera muy activa, entre otros, algunos de los sistemas dopaminérgicos cerebrales como es el meso-límbico-cortical que proyecta desde el área tegmental ventral hasta el núcleo accumbens y la corteza prefrontal (figura 3).
514x 425 |
Figura 3. Esquema de las estructuras cerebrales que intervienes en los "circuitos de premio o de recompensa", como base de los mecanismos de reforzamiento. |
Los incentivos se comportan como elementos reforzadores que inducen la motivación, y los seres humanos se ven fuertemente motivados por los incentivos. Estos incentivos pueden consistir en satisfacciones internas por haber conseguido el objetivo propuesto, o pueden ser acontecimientos o instrumentos que se ofrecen externamente. En este sentido, pues, distinguimos el incentivo como objetivo, es decir, la representación cognitiva del destino hacia el que va dirigida nuestra conducta, y el incentivo como premio que se recibe al concluir la ejecución de la tarea. Por consiguiente, tan incentivo es el sentimiento íntimo de satisfacción (incentivo intrínseco), como el dinero o el dulce que otorgamos (incentivo extrínseco).
Los incentivos, además, movilizan al individuo por cuanto ese tirón motivacional ocurre antes de la ejecución de la tarea. Es la anticipación del futuro lo que promueve la motivación. Pero aunque el incentivo se refiera a algo futuro, la motivación resultante dota de energía y dirige el esfuerzo de la conducta que ahora y aquí realizamos. De este modo, los incentivos motivan a la persona.
La motivación incentivada que implica un resultado interno se llama intrínseca, y la que implica un resultado externo se llama extrínseca. Por resultado interno nos referimos a pensamientos o emociones generados en el propio individuo; resultado externo describe los objetos o hechos que ocurren o se dan al individuo desde el exterior.
El término motivación intrínseca cubre un amplio espectro: desde la anticipación o satisfacción íntimas sentidas tras la realización de una acción, hasta el placer intrínseco que se siente al ejecutar una actividad. Muchos educadores defienden la ventaja de la motivación intrínseca y recomiendan que los estudiantes estudien y trabajen duro en sus proyectos por el mero gozo de aprender y no por los premios o notas que vayan a conseguir. En la motivación intrínseca, el interés se centra en la tarea misma; se pone el énfasis en el placer de hacer la tarea, si bien puede estar también relacionada con otras necesidades o motivaciones básicas del individuo: la necesidad de la competencia, la autodeterminación, el crecimiento personal, el bien común.
Editado por CuiCui - 10 de Noviembre de 2008 a las 09:18
|
Volver al comienzo |
|
|
Exludovirtual Usuario
Ingresado: 03 de Diciembre de 2008 Lugar: Spain Mensajes: 10
|
Escrito el: 05 de Diciembre de 2008 a las 22:10
|
|
|
Aquí hay un artículo que si bien está dedicado a alcohol y drogas, creo que es bastante aplicable a la adicción al juego:
Hola exludo...Copianos el articulo mejor, porque el enlace no ha funcionado...
Editado por administrator - 10 de Diciembre de 2008 a las 11:44
__________________ "Ludopatía = Ludopatía Virtual en SENSACIONES pero no en HÁBITOS
|
Volver al comienzo |
|
|
|
|