Paco. Usuario
Ingresado: 26 de Oc tubre de 2021 Lugar: Spain Mensajes: 465
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Escrito el: 12 de Enero de 2022 a las 00:20
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Mario Moreno, Cantinflas -
Discurso de Su Excelencia el
Embajador, ante la Asamblea
Internacional
Me ha tocado en suerte ser
último orador, cosa que me
alegra mucho porque, como quien
dice, así me los agarro
cansados. Sin embargo, sé que a
pesar de la insignificancia de
mi país que no tiene poderío
militar, ni político, ni
económico, ni mucho menos
atómico, todos ustedes esperan
con interés mis palabras ya que
de mi voto depende el triunfo
de los Verdes o de los
Colorados.
Señores Representantes: estamos
pasando un momento crucial en
que la Humanidad se enfrenta a
la misma Humanidad. Estamos
viviendo un momento histórico
en que el hombre científica e
intelectualmente es un gigante,
pero moralmente es un pigmeo.
La opinión mundial está tan
profundamente dividida en dos
bandos aparentemente
irreconciliables, que dado el
singular caso, que queda en
sólo un voto. El voto de un
país débil y pequeño pueda
hacer que la balanza se cargue
de un lado o se cargue de otro
lado. Estamos, como quien dice,
ante una gran báscula: con un
platillo ocupado por los Verdes
y con otro platillo ocupado por
los Colorados. Y ahora llego
yo, que soy de peso pluma como
quien dice, y según donde yo me
coloque, de ese lado seguirá la
balanza. ¡Háganme el favor!...
¿No creen ustedes que es mucha
responsabilidad para un solo
ciudadano? No considero justo
que la mitad de la Humanidad,
sea la que fuere, quede
condenada a vivir bajo un
régimen político y económico
que no es de su agrado,
solamente porque un frívolo
embajador haya votado, o lo
hayan hecho votar, en un
sentido o en otro.
El que les habla, su amigo...
yo... no votaré por ninguno de
los dos bandos (voces de
protesta). Y yo no votaré por
ninguno de los dos bandos
debido a tres razones: primera,
porque, repito que no sería
justo que el solo voto de un
representante, que a lo mejor
está enfermo del hígado,
decidiera el destino de cien
naciones; segunda, estoy
convencido de que los
procedimientos, repito,
recalco, los procedimientos de
los Colorados son desastrosos
(voces de protesta de parte de
los Colorados); ¡y tercera!...
porque los procedimientos de
los Verdes tampoco son de lo
más bondadoso que digamos
(ahora protestan los Verdes). Y
si no se callan ya yo no sigo,
y se van a quedar con la
sensación de saber lo que tenía
que decirles.
Insisto que hablo de
procedimientos y no de ideas ni
de doctrinas. Para mí todas las
ideas son respetables, aunque
sean “ideítas” o “ideotas”,
aunque no esté de acuerdo con
ellas. Lo que piense ese señor,
o ese otro señor, o ese señor
(señala), o ese de allá de
bigotico que no piensa nada
porque ya se nos durmió, eso no
impide que todos nosotros
seamos muy buenos amigos. Todos
creemos que nuestra manera de
ser, nuestra manera de vivir,
nuestra manera de pensar y
hasta nuestro modito de andar
son los mejores; y el chaleco
se lo tratamos de imponérselo a
los demás y si no lo aceptan
decimos que son unos tales y
unos cuales y al ratito andamos
a la greña. ¿Ustedes creen que
eso está bien? Tan fácil que
sería la existencia si tan sólo
respetásemos el modo de vivir
de cada quién. Hace cien años
ya lo dijo una de las figuras
más humildes pero más grandes
de nuestro continente: “El
respeto al derecho ajeno es la
paz” (aplausos). Así me
gusta... no que me aplaudan,
pero sí que reconozcan la
sinceridad de mis palabras.
Yo estoy de acuerdo con todo lo
que dijo el representante de
Salchichonia (alusión a
Alemania) con humildad, con
humildad de albañiles no
agremiados debemos de luchar
por derribar la barda que nos
separa, la barda de la
incomprensión, la barda de la
mutua desconfianza, la barda
del odio, el día que lo
logremos podemos decir que nos
volamos la barda (risas). Pero
no la barda de las ideas, ¡eso
no!, ¡nunca!, el día que
pensemos igual y actuemos igual
dejaremos de ser hombres para
convertirnos en máquinas, en
autómatas.
Este es el grave error de los
Colorados, el querer imponer
por la fuerza sus ideas y su
sistema político y económico,
hablan de libertades humanas,
pero yo les pregunto: ¿existen
esas libertades en sus propios
países? Dicen defender los
Derechos del Proletariado pero
sus propios obreros no tienen
siquiera el derecho elemental
de la huelga, hablan de la
cultura universal al alcance de
las masas pero encarcelan a sus
escritores porque se atreven a
decir la verdad, hablan de la
libre determinación de los
pueblos y sin embargo hace años
que oprimen una serie de
naciones sin permitirles que se
den la forma de gobierno que
más les convenga. ¿Cómo podemos
votar por un sistema que habla
de dignidad y acto seguido
atropella lo más sagrado de la
dignidad humana que es la
libertad de conciencia
eliminando o pretendiendo
eliminar a Dios por decreto?
No, señores representantes, yo
no puedo estar con los
Colorados, o mejor dicho con su
modo de actuar; respeto su modo
de pensar, allá ellos, pero no
puedo dar mi voto para que su
sistema se implante por la
fuerza en todos los países de
la tierra (voces de protesta).
¡El que quiera ser Colorado que
lo sea, pero que no pretenda
teñir a los demás! —los
Colorados se levantan para
salir de la Asamblea—.
¡Un momento jóvenes!, ¿pero por
qué tan sensitivos? Pero si no
aguantan nada, no, pero si no
he terminado, tomen asiento. Ya
sé que es costumbre de ustedes
abandonar estas reuniones en
cuanto oyen algo que no es de
su agrado; pero no he
terminado, tomen asiento, no
sean precipitosos... todavía
tengo que decir algo de los
Verdes, ¿no les es gustaría
escucharlo? Siéntese (va y toma
agua y hace gárgaras, pero se
da cuenta que es vodka).
Y ahora, mis queridos colegas
Verdes, ¿ustedes qué dijeron?:
“Ya votó por nosotros”, ¿no?,
pues no, jóvenes, y no votaré
por ustedes porque ustedes
también tienen mucha culpa de
lo que pasa en el mundo,
ustedes también son medio
soberbios, como que si el mundo
fueran ustedes y los demás
tienen una importancia muy
relativa, y aunque hablan de
paz, de democracia y de cosas
muy bonitas, a veces también
pretenden imponer su voluntad
por la fuerza, por la fuerza
del dinero. Yo estoy de acuerdo
con ustedes en que debemos
luchar por el bien colectivo e
individual, en combatir la
miseria y resolver los
tremendos problemas de la
vivienda, del vestido y del
sustento. Pero en lo que no
estoy de acuerdo con ustedes es
la forma que ustedes pretenden
resolver esos problemas,
ustedes también han sucumbido
ante el materialismo, se han
olvidado de los más bellos
valores del espíritu pensando
sólo en el negocio, poco a poco
se han ido convirtiendo en los
acreedores de la Humanidad y
por eso la Humanidad los ve con
desconfianza.
El día de la inauguración de la
Asamblea, el señor embajador de
Lobaronia dijo que el remedio
para todos nuestros males
estaba en tener automóviles,
refrigeradores, aparatos de
televisión; ju... y yo me
pregunto: ¿para qué queremos
automóviles si todavía andamos
descalzos?, ¿para qué queremos
refrigeradores si no tenemos
alimentos que meter dentro de
ellos?, ¿para qué queremos
tanques y armamentos si no
tenemos suficientes escuelas
para nuestros hijos?
(aplausos).
Debemos de pugnar para que el
hombre piense en la paz, pero
no solamente impulsado por su
instinto de conservación, sino
fundamentalmente por el deber
que tiene de superarse y de
hacer del mundo una morada de
paz y de tranquilidad cada vez
más digna de la especie humana
y de sus altos destinos. Pero
esta aspiración no será posible
si no hay abundancia para
todos, bienestar común,
felicidad colectiva y justicia
social. Es verdad que está en
manos de ustedes, de los países
poderosos de la tierra, ¡Verdes
y Colorados!, el ayudarnos a
nosotros los débiles, pero no
con dádivas ni con préstamos,
ni con alianzas militares.
Ayúdennos pagando un precio más
justo, más equitativo por
nuestras materias primas,
ayúdennos compartiendo con
nosotros sus notables adelantos
en la ciencia, en la técnica...
pero no para fabricar bombas
sino para acabar con el hambre
y con la miseria (aplausos).
Ayúdennos respetando nuestras
costumbres, nuestra dignidad
como seres humanos y nuestra
personalidad como naciones por
pequeños y débiles que seamos;
practiquen la tolerancia y la
verdadera fraternidad, que
nosotros sabremos
corresponderles, pero dejen ya
de tratarnos como simples
peones de ajedrez en el tablero
de la política internacional.
Reconózcannos como lo que
somos, no solamente como
clientes o como ratones de
laboratorio, sino como seres
humanos que sentimos, que
sufrimos, que lloramos.
Señores representantes, hay
otra razón más por la que no
puedo dar mi voto: hace
exactamente veinticuatro horas
que presenté mi renuncia como
embajador de mi país, espero me
sea aceptada. Consecuentemente
no les he hablado a ustedes
como Excelencia sino como un
simple ciudadano, como un
hombre libre, como un hombre
cualquiera pero que, sin
embargo, cree interpretar el
máximo anhelo de todos los
hombres de la tierra, el anhelo
de vivir en paz, el anhelo de
ser libre, el anhelo de legar a
nuestros hijos y a los hijos de
nuestros hijos un mundo mejor
en el que reine la buena
voluntad y la concordia. Y qué
fácil sería, señores, lograr
ese mundo mejor en que todos
los hombres blancos, negros,
amarillos y cobrizos, ricos y
pobres pudiésemos vivir como
hermanos. Si no fuéramos tan
ciegos, tan obcecados, tan
orgullosos, si tan sólo
rigiéramos nuestras vidas por
las sublimes palabras que hace
dos mil años dijo aquel humilde
carpintero de Galilea,
sencillo, descalzo, sin frac ni
condecoraciones: “Amaos...
amaos los unos a los otros”,
pero desgraciadamente ustedes
entendieron mal, confundieron
los términos, ¿y qué es lo que
han hecho?, ¿qué es lo que
hacen?: “Armaos los unos contra
los otros”
He dicho..
__________________ vencer la ludopatia
1º aceptacion
2º convencimiento
3ºresolusion y tratamiento
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