Escrito el: 10 de Mayo de 2006 a las 15:59

Estoy de acuerdo contigo Maru, en que se deberían de sacar más temas sobre como dejar el juego (además de los controles, que como sabemos lo único que impiden es el hecho de jugar, pero no atajar el problema de raiz), pero creo que es normal que en el foro se hable mucho de las recaidas y sobre todo los nuevos, que entren explicando su caso y normalmente, es que siguen jugando.

Pero dejo que responda un ludópata de como identifica su adicción y las demás preguntas.

Un saludo

Escrito el: 10 de Mayo de 2006 a las 16:22

Me di cuenta que tenía un problema cuando iba a jugar al casino y no podía parar de hacerlo hasta que me jugaba todo el pago del mes, esto me sucedió varias veces continuas, y no paraba porque quería dejar de hacerlo sino por el hecho de no tener más dinero, después de unos días deprimido me di cuenta de que tenía un problema grave, busqué información en internet y comprendí lo maligno de mi comportamiento y que era autodestructivo, decidí buscar ayuda, actualmente estoy con un psicólogo y con medicación, aquí en mi país creo que no hay grupos de apoyo y cifro mis esperanzas en la fluoxetina, el doctor me dice que la tengo que tomar por 6 meses diario y luego ir bajando la dosis los otros 6 meses para al acabo de un año dejar de tomarla y ver si el cerebro "desprogramó" las ansias por el juego, el problema en mi país Costa Rica parece ser nuevo o escaso, el boom de los casinos comenzó hace unos 10 años, y las entidades de asistencia social no tienen programas formales para combatir esta plaga.

Hasta pronto

Escrito el: 10 de Mayo de 2006 a las 18:05

Apenas hoy comienzo mi décimo día de no jugar, a pesar de todo me siento tranquilo, llevo muy poco en tratamiento, estoy tratando de buscar las causas que me llevaron a esto y combatirlas aunque las historias que he leído aquí y en otros sites sobre la ludopatía me asustan bastante y me preocupan, espero que si bien es algo que no se cura creo que se puede llegar a controlar y una de las formas que en este corto tiempo he aprendido es no bajar la guardia nunca por las recaídas, lo que uno tiene que pensar es que el juego compulsivo es autodestructivo y daña a las personas que lo rodean.

Hasta pronto

Rodrigo Castro

Escrito el: 10 de Mayo de 2006 a las 19:15

No sé si será o no terapeutico seguir hablando del juego, eso que tanto nos une, pero el juego está ahí, y por aquí hay muchas actitudes frente a él: desde quien pilla confianza, y se enfrenta a él, siendo, tarde o temprano vencido, hasta quien lo ignora, quien convive él, sabiendo que existe, pero no para él. Debe ser terapéutico no olvidarnos el daño que nos ha provocado a nosotros y a nuestro entorno.

Yo acepté que era ludópata y que esto que me afectaba era una enfermedad a la que no me podía enfrentar, tras jurar una y mil cienes de veces, de verdad, desde dentro, con ganas, por mis vivos y por mis moridos, que no iba a jugar más, y siempre volvía a caer; después de comprobar que esos "sólo son mil pesetas", "sólo diez euritos", iban uno y otro  billetes, ese "sólo diez minutos", o ese "sólo un cuartillo de hora", se convertían en días o noches completos.

Empecé, tras una noche de bingo, maquinitas, timbas, alcohol y coca, por confesarlo a mi pareja, a las 5 o las 6 de la mañana, y quedé con ella que si, no podía parar esto con su ayuda, siguiendo a un grupo de jugadores anónimos por internet y medio controlando el dinero, que me iría con ella a una asociación (la solución que ella me daba y yo no quería aceptar). En unos meses, caí de lleno y me tiré una semana con más de lo mismo: tragaperras, bingos, partidas con los colegas, salidas con los compadres, mucha priva, mucha coca, desmadres en cajeros, mentiras, faltas de casa, ...

Entonces, empecé por aceptar que "era un cabronazo", un peazo de mamón mu grande, y me fuí a una asociación, en la que sigo.

Allí, en plena acogida, con la autoestima como mis cuentas corrientes, como mis tarjetas, como mi relación de pareja, como todo lo que me rodeaba, unos compañeros, ya rehabilitados, que eran capaces no sólo de reír sino transmitir: sacarme media sonrisa, me convencieron que yo, como ellos, no era tan hijoputa como creía, que estaba enfermo, que mi mente estaba afectado de algo llamado Ludopatía, que era un jugador compulsivo, y que todo eso lo podía frenar, que le podía poner remedio al desastre de vida que llevaba en los últimos veinte años, o que podía seguir hasta el cementerio, la trena o el psiquiátrico. Todo dependía de mí, de que yo empezara a querer. Qué oportunidad me dieron: no soy un cabrón, estoy enfermo, y me lo quise creer, y me va cada día mejor. Entonces me agarré a ese clavo ardiendo llamado "enfermedad" y comencé a hacer lo que otros muchos antes estaban haciendo y hacían para que no los pillara ese mal bicho, para nosotros, llamado juego patológico.

Yo comprendía en los últimos tiempos de mi actividad ludópata que algo me pasaba, que no carburaba bien mi mente, que el juego terminaba por estar antes, durante y después de todo; pero necesitaba que me lo dijera algún doctor, y esos doctores fueron otros jugadores que habían conseguido fácilmente parar su juego. Los primeros días de recuperación pasé "vergüenza", pudor, de mostrarme como un enfermo, pero el contacto con los demás jugadores, compañeros, me lo quitó: conio, si antes no me dio vergüenza de todo lo que llegué a hacer por mi mente enferma, cómo me iba a dar ahora que estaba empezando a recuperar mi vida y mi relación.

Haciendo balance de lo que hacía y lo que hago, me fuí dando cada vez más cuenta que nos afecta una enfermedad, en verdad, compañeros que se habéis convencido hace pocas 24 horas o estáis deshojando la margarita de la abstinencia, que es progresiva y que, cuando te pilla, te deja listo, pero qué listo de papeles, y se lleva todo lo que le pongamos por delante: casa, coche, jardín, cuentas, ..., pareja, hijos, padres, ...

Un beso, Maru y felices 24 horas.