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Asunto Tema: LUDOPATIA ( por un psicologo ) Responder mensajeEscribir nuevo tema
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ahumada
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Ingresado: 02 de Oc tubre de 2006
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Escrito el: 28 de Oc tubre de 2006 a las 20:02 Citar ahumada

La Organización Mundial de la Salud reconoció a esta adicción por el juego como patología en la Clasificación Internacional de Enfermedades en el año 1992, aunque ya anteriormente se había reflejado el término de juego pàtológico en determinados manuales diagnósticos de la Asociación Americana de la Psiquiatras, se especula, a su vez, con la implicación de determinadas zonas cerebrales como determinantes de este negativo apetito por determinadas máquinas recreativas, rocambolesca denominación por cierto, y otros tipos de juego.

   Desgraciadamente acontece que estos juegos de la suerte son numerosos por todo el entorno urbanístico actual a lo que hay que añadir que el enfermo lo tiene presente en su mente las 24 horas del día y, todo unido, origina el proceso de creencia mental de que pueden recuperar lo que perdieron la semana anterior, lo que desencadena al final la nefasta culminación de solicitar cuantiosos p´restamos para solventar el deterioro económico surgido en este tipo de situaciones anómalas.

  Pues bien, no deja de ser un trastorno del comportamiento, un hábito que destroza la existencoia del afectado y sus allegados ya que no buscan ayudan hasta que acontecen situaciones drásticas económicas más familiares, y que guarda relación con la psicología de la persona que origina una pérdida de control en relación con el juego en el momento de su utilización pero, tambien, tremendos problemas para mantenerse sin apostar definitivamente, a pesar de mejoras temporales, en el desencadenante de la situación o en otro tipo de juegos.

  Aquellos de !bah, por jugar dos o tresveces por semana! ..!simplemente gasto el cambio del desayuno y del aperitivo!.. puede ser un inicio del proceso, ya que, en un periodo generalizado de meses los exponentes de las frases, redactadas con anterioridad,pueden asistir a una perniciosa rutina diaria de `´ewrdida de emolumentos, sin olvidarnos de que concretas asociaciones de ayuda testifican  de que las autoridades al prohibir al uso a menores -por cierto existe constatación de fracasos escolares ocasionados pòr este problema-  confirma la peligrosidad del asunto y para que nos entendamos diremos que, por ejemplo, algunos propductos de alimentación o farmacológicos se retiraron, en su momento, del mercado porque fueron declarados nocivos para la salud de la población, puers bien, este problema podría tener un desenlace semejante, no dejamos tampoco de lado que algunos pacientes comentan que recayeron porque volvieron a probar, en ocasiones, ya que creyeron que habían superado la enfermedad.

  Para que un posible procedimiento de rehabilitación tenga posibilidades de futuro es indispensable que el ludópata asuma el problema y acepte las distintas opciones existentes. No olvidemos que parece comprobado que el tratamiento psicológico intensivo y cerrado de inicio, en el que todos los pacientes comienzan y terminan al mismo tiempo, con una sesión semanal durante cutro meses suele ser positivo, existiendo otro método individualizado para personas que han conseguido ya una abstinencia temporal con sólo ocho sesiones en el mismo periodo de meses, y si añadimos las pòsteriores visitas decontrol se logra una menor tasa de abandonos de este tipo de programas por parte de los adictos al juego, pero no debemos olvidar que la pieza clave del éxito es la motivación pòr parte del individuo afectado ya que, como sucede con otro tipo de tratamientos es fundamental no abandonar el proceso terapéutico.

  Sobre la terapia con fármacos, vamos... los de siempre,ansiolíticos, antidepresivos..., hacen falta estudio de serie más amplias para utilizarlos como secuencia complementaria para ayudar a superar el problema.

  Finalizamos diciendo que no debemos olvidar que son las administraciones públicas las que ofertan el juego, no olvidemos tampoco las incitaciones al juego, que nos maltratan visual y neurológicamente y que aparecen cada vez que abrimos una página de Internet.

 PUBLICADO POR EL PSICOLOGO D. JUAN CARLOS MORENO EL DIA 26 DE OCTUBRE DE 2006 EN EL PÈRIODICO VIVA CADIZ

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mentesana
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Ingresado: 31 de Oc tubre de 2006
Lugar: Spain
Mensajes: 46
Escrito el: 01 de Noviembre de 2006 a las 12:01 Citar mentesana

Pues en esta dirección hay un par de artículos de un psicólogo que parece no opinar lo mismo. En este tema como en otros me parece que la verdad absoluta no existe. Y el tío no parece un iletrado...



HOLA MENTESANA, LEETE EL AVISO A FOREROS Y HAZ LO QUE TE HAGO YO AHORA CON LOS DOS ARTICULOS:


Reflexiones sobre la psicodinámica subyacente al juego patológico desde los enfoques cognitivos-conductuales. Una propuesta conceptual.
             
La mayoría de estudios realizados sobre el juego, tanto sobre aspectos evaluativos como de tratamiento, parten de enfoques donde el énfasis se pone en las conductas y las cogniciones.. En este tipo de planteamientos, se entiende la conducta del jugador como algo irracional, perdiendo éste el control de sus impulsos, ya que algo superior a su voluntad le impulsa a jugar y no puede evitar hacerlo. Esto, aparentemente, es así incluso desde el punto de vista del jugador, ya que informan que juegan más de lo que tenían previsto, o que no pueden evitar acudir a jugar.
Estos enfoques tienen una carencia, a nuestro entender, fundamental, y es que no tienen en cuenta el papel de las emociones en la génesis y mantenimiento de este problema.        &nb sp; 
     


                  Aunque las cogniciones y sus procesos son fundamentales para comprender el procesamiento humano de la información y la construcción de significados, las emociones son fundamentales para la comprensión de la acción humana. Esto es especialmente significativo si tenemos en cuenta que en la población que padece problemas de juego excesivo, existe mayor nivel de Alexitimia, es decir. una incapacidad o dificultad de una persona para percibir y expresar sus emociones. Las personas que padecen este problema tienen un déficit cognitivo de procesamiento de las emociones; no quiere decir que carezcan de ellas, ya que no es posible, sino que tienen una enorme dificultad para reconocerlas y por tanto para expresar verbalmente lo que sienten, con lo que posiblemente perciban determinadas conductas como involuntarias o fuera de control.
En uno de nuestros estudios, se confirma que los sujetos que tienden a puntuar más alto en el SOGS (Cuestionario para evaluar juego patológico en población normal) también perciben menor control consciente de sus conductas y de sus pensamientos, posiblemente porque también tienen una mayor dificultad para percibir y conceptualizar sus estados emocionales previos.
También en nuestros estudios, se observa que los niveles de ansiedad son más altos en las personas que más juegan, es decir, tienen un mayor nivel de activación emocional, por lo que, en caso de no reconocer este estado previo a sus conductas, la persona percibe que pierde el control y hace cosas que no "quiere" hacer. Se trataría por tanto de una percepción de pérdida de control aplicable tanto a las conductas de juego, como a los impulsos irrefrenables y a la pérdida de control de la actividad mental. La relación existente entre la variable de juego y las variables de pérdida de control conductual y mental adquiere así plena significación, puesto que estaría indicando una incapacidad para reconocer el estado emocional previo a la conducta o los pensamientos.
Las emociones se entenderían como tendencias a la acción que surgen en función de evaluaciones automáticas de las situaciones y de su relevancia para nuestros intereses más básicos, considerándose además que las emociones son adaptativas (tanto si son conceptualizadas por el individuo como agradables o desagradables) y tendrían el sentido de poner en marcha recursos tanto físicos como psíquicos en relación con las experiencias vitales.
Si tratamos de entender un problema como el del juego patológico desde un punto de vista meramente cognitivo perderemos esa comprensión de las conductas del jugador, y tal como ocurre frecuentemente, nos centraremos en el producto de las experiencias multifacéticas del jugador, perdiendo el proceso que genera tales conductas; sacrificaríamos el por qué de la conducta en beneficio del cómo.
Desde este punto de vista, el enfoque congnitivo-conductual del problema no sólo pasa por alto a nivel evaluativo esta parte de la experiencia humana, sino que además “ayuda” a la percepción de falta de control sobre sus actos por parte del jugador al no hacerle considerar esa parte de la experiencia que no está apresando, y tratar de acabar con la conducta de juego mediante “bloqueos” externos, ya sea incluyendo al jugador en listas negras, controlándole el dinero o realizando programas de control de estímulos que en unos casos pueden ser efectivos (aunque los porqués de esta efectividad son muy discutibles: Lambert (1986) y Lambert, Shapiro y Bergin (1986) estiman que sólo el 15% de la variación en los resultados de la terapia es atribuible a factores técnicos específicos, mientras que hasta un 45% de variación se puede atribuir a factores no específicos, es decir, a variables que tienen que ver con el cliente, con el terapeuta y a la relación entre ambos) , pero que en todos ellos no ayudan a una comprensión del motivo de su conducta que vaya más allá de la enfermedad o de la adicción (con la consiguiente percepción de no responsabilidad de lo que le ocurre).
Si se eliminan los aspectos emocionales de la conducta, el juego se convierte en algo que es ajeno a la voluntad, perdiendo el jugador el control de sus actos, aunque, biológica y adaptativamente no sea posible ir en contra de dicha voluntad. Lo que activa al organismo a una acción u otra es precisamente la activación emocional (disposiciones a actuar, voluntad en definitiva) de cada instante. Como ya señalamos, los pensamientos en sí mismos no predisponen a la acción, sino los contenidos emocionales previos o asociados a dichos pensamientos.
La inclusión del área emocional en la investigación de este problema, dará una visión más completa de los procesos implicados en la génesis y mantenimiento de este tipo de conductas, ya que las emociones son una faceta de las experiencia humana, que si bien no pueden ser traducidas a ecuaciones matemáticas, si son fundamentales para la comprensión del ser humano.
En nuestra opinión, el jugador juega porque quiere y en ningún momento hace algo que no quiere hacer, aunque no está bajo la comprensión de por qué juega excesivamente y de porqué pasa la mayor parte del tiempo pensando en jugar o jugando. Además, de acuerdo con Hand y cols. (1995), creemos que el juego es el resultado de afrontar sentimientos de ineficacia e insatisfacción respecto a aspectos intra e interpersonales.
La implicación de lo que decimos es que el juego tiene una funcionalidad muy especial en la vida del jugador: la hace viable y aceptable al menos durante un tiempo, con lo cual no tendría sentido el implementar un tratamiento enfocado exclusivamente a dejar de jugar, sino, de acuerdo con Hand y cols. (1995), a “tratar” el problema que está a la base del juego excesivo.
Con la aparición del DSM-IV (APA, 1994) comienza a hablarse de los problemas vitales del jugador como desencadenantes del problema de juego, y como modo de afrontar circunstancias de la vida del jugador. En este sentido, parece que en un instrumento tan clásico como ese manual también se empieza a tener en cuenta la emocionalidad y su relación con este problema.
Jesús Castro Rodríguez
             Psicologo Clínico, director del S.A.L. (Servicio de Atención a la Ludopatía

JUEGO PATOLÓGICO Ó "1984 Y EL DOBLE PENSAR"
El juego de azar siempre ha atraído en unos casos, y obsesionado y fascinado en otros, a las personas de todas las condiciones, razas, culturas y confesiones. Sea con dinero, sea por dinero o sin él, el juego ha sido una conducta en la que los humanos nos identificamos como tales. Carece de lógica, aunque la lógica de cómo está constituido el ser (humano) lo explica e incluso lo hace necesario. Una vida sin juego, es una vida sin gracia, sin sentido y no merece ser vivida. Cuando la vida se convierte en un juego, ocurren cosas que nos recuerdan que no siempre podemos estar jugando, precisamente porque jugando pasa el tiempo muy aprisa y el mañana nos sobrepasa.
             Este ensayo pretende informar, orientar y dar sentido a una conducta que sin indagar sobre la misma esencia de lo que conforma la experiencia humana, parece confirmar que lo imposible es posible: hay personas que toman decisiones sin querer, y no pueden evitar hacer lo que hacen. Los diagnósticos actuales desde la psiquiatría y la psicología, fomentan que esto sea posible, retorciendo la realidad, mediante la reducción y simplificación del lenguaje, consiguiendo que lo que era tentación, pasión y atracción, se convierta en enfermedad y por lo tanto en no responsabilidad de los propios actos. Las complejidades, sutilidades, miserias y grandezas de una vida, se simplifican en enfermedad y trastorno, se reconvierten en agentes externos a esas vidas y a esas complejidades, como accidentes cuasibiológicos que las personas sufren y que provocan que realicen actos execrables, sin tener que ver nada en ello.
     


                  Ahora bien, ¿en que consiste este trastorno del alma humana? Se empieza a considerar la conducta de juego excesivo como enfermedad hacia el año 1975. Hasta entonces se entendía esta conducta como una afición o pasión desmedida, como vicio o como degeneración moral. En 1980 la Asociación de Psiquiatría Americana, en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) lo incluye en una de sus categorías como Juego Patológico (APA,1980). Los criterios diagnósticos han ido variando con el tiempo y en la actualidad se considera que una persona sufre este trastorno cuando se dan al menos cinco de los siguientes síntomas, asociados a “una conducta perjudicial y recurrente de juego”:
1)      Preocupación frecuente por jugar.
2)      Existe la necesidad de aumentar la magnitud o la frecuencia de las apuestas para conseguir la excitación deseada.
3)      Intentos repetidos sin éxito para controlar, reducir o parar el juego.
4)      Intranquilidad o irritabilidad cuando se intenta reducir o parar el juego.
5)      El juego como estrategia para escapar de problemas, o para mitigar un estado de ánimo deprimido o disfórico.
6)      Después de perder dinero en el juego, vuelta al día siguiente para intentar recuperarlo.
7)      Mentiras a miembros de la familia, terapeutas u otros, para ocultar el grado de importancia del juego.
8)      Comisión de actos ilegales como: fraude, falsificación, robo o desfalco, para poder financiar el juego.
9)      Arriesgar o perder una relación de importancia, trabajo, u oportunidad escolar o laboral a causa del juego.
10) Engaños repetidos para conseguir dinero con el que mitigar la    desesperada situación financiera, en la que se encuentra, debida al juego.
Por otra parte, la conducta de juego no se encuentra asociada a un episodio maníaco, con lo cual es necesario descartar esta posibilidad.
La naturaleza de este trastorno le equipararía a otros como la tricotilomanía (arrancarse el pelo), la piromanía (hacer fuego o incendiar), o la cleptomanía (robar cosas que en principio no son necesarias), suponiendo que la persona fracasa en contener el impulso de realizar la conducta “indeseable” y que por lo tanto, existe un trastorno del control de los impulsos.
Como puede verse, el diagnóstico se basa en una serie de signos que conformaría el trastorno. Estos signos son dispares y a su vez en muchos casos son conductas que dada la planificación, premeditación e inteligencia que requiere ponerlas en marcha, hacen dudar del diagnóstico mismo. Cualquiera que haya tratado alguna vez con una persona que se encuentre inmersa en una vida ligada al juego, puede ver que los argumentos que sostienen el mundo que presenta a los demás, y que a su vez le permite continuar con su actividad lúdica, son de tal complejidad, que no sería posible llevarlo a cabo sin un alto nivel de premeditación y de reflexividad. En casi todos los casos, precisamente lo que ocurre es que ese mundo presentado a los demás, ya no es posible sostenerlo de ninguna manera, y entonces se derrumba, haciendo muy complicado el que se siga jugando de la misma manera sin que ello tenga unas consecuencias casi inmediatas y nefastas. En ese momento es cuando se suele acudir a los profesionales o a las asociaciones de autoayuda, bajo precisamente la explicación del trastorno y de la enfermedad. En cualquier otra circunstancia, el que los amigos o la familia supiera la verdad de lo que ha pasado con su patrimonio, con su tiempo y con su confianza, hubiera supuesto la total ruptura con el jugador, pero dada la implantación y popularidad de este tipo de explicación para actos que visto desde fuera son ilógicos e irracionales, la reacción en muchos casos consiste en buscar ayuda para el familiar o el amigo afectado por el trastorno.
Este punto es crítico, porque si al fin y al cabo, se consigue conservar el ente familiar, se perdona y se transige con los actos realizados por el jugador, y lo único que se ha perdido ha sido tiempo y dinero (que va y viene al fin y al cabo), ¿tiene algo de malo este modo de explicar y asumir la realidad de lo ocurrido?¿por qué cuestionar este modo de explicar la realidad? Para contestar a estas preguntas pretendo hacer un breve recorrido por las consecuencias indeseables que me he encontrado en los años de trabajo que he desarrollando “tratando” este trastorno tanto en Asociaciones, como en mi consulta particular.
En principio, se me ocurre que podría empezar diciendo que en casi todos los casos, es la familia la que consulta por el problema. Llaman, toman medidas, se ofrecen, ruegan….En esta “enfermedad” el enfermo sufre menos que su entorno, de hecho parece que su preocupación fundamental es como hacer para conseguir tranquilizar a su entorno. Así que el enfermo no está orientado a solucionar su problema.
Normalmente, antes de llegar a los profesionales o a los diferentes servicios, ya ha habido otras crisis, en donde la persona que ha estado jugando excesivamente, ha prometido enmendarse, y realmente lo ha conseguido sin mucho esfuerzo, durante algún tiempo, que normalmente suele coincidir con el tiempo que dura el ambiente familiar enrarecido y las consecuencias de los actos realizados en ese “episodio”.
En ese momento, el de la asistencia a algún servicio de ayuda, entra en juego la explicación de la enfermedad. Se le explica a la familia y amigos, en que consiste la enfermedad, y se incide en el hecho de que la persona que la sufre no es responsable de lo que ha hecho, ya que no sabia que sufría el trastorno. Además, la enfermedad es de carácter crónico, es decir, para toda la vida. Este modo de explicar, es ventajoso, en el sentido de que entonces la familia no tiene que enfrentarse a los interrogantes que se abrirían en sus vidas de hacer lo que harían si la explicación fuera otra. Y exactamente ocurre lo mismo con el jugador, simplemente elude las consecuencias de lo que ha hecho, ya que otros pagarán por él, y la idea de si mismo no se verá afectada, se podrá seguir viendo como una excelente persona, que tiene una enfermedad de la que no es responsable. Ahora bien, este planteamiento tiene consecuencias para todas las partes: Los otros, se ven obligados a cuidar, supervisar, controlar, y limitar, a una persona que ya no es fiable, puesto que si una vez perdió el control de sus actos de semejante manera, nadie les puede asegurar que esto no vuelva a ocurrir. La sospecha, la desconfianza, la inseguridad, y el miedo no abandonará durante mucho tiempo el ambiente familiar. Se reestructurará profundamente la economía, puesto que es necesario supervisar a un adulto que tiene un millón de maneras de conseguir dinero y hacer deudas. Y todo esto alientado por los profesionales o por los “compañeros” de la asociación.
Para la persona que sufre el trastorno, las consecuencias no son mejores. Si los otros han conseguido que asuma su enfermedad, cosa bastante complicada por cierto, el miedo también se instalará de modo casi permanente en su vida, ya que todo de pronto, es posible. El no poder fiarse de uno mismo, el asumir que uno hace cosas que tienen consecuencias terribles, sin desearlo, tiene aparejado el vivir en un organismo del que uno no es dueño, que tiene autonomía propia, y que por tanto no es fiable. Esto a su vez, justifica el que los demás reaccionen de la forma que lo hacen, y la renuncia a su propia autonomía como persona. A partir de ese momento, tiene que seguir las pautas que se le marcan y que marcan personas que a veces no tienen una mínima preparación, renunciar a llevar dinero y justificar hasta los gastos más insignificantes, dar explicaciones continuamente de donde se está y con quien, e incluso tener que permitir el que se le acompañe y se le cuide en determinadas circunstancias. Evidentemente se produce un abrupto cambio de roles familiares, que aunque en ocasiones resulta en un nuevo equilibrio relacional, en otros muchos, lo único que se consigue es prolongar el sufrimiento de todas las personas involucradas y el aplazamiento de toma de decisiones.
¿Entonces? ¿no existe el trastorno?. En mi opinión, no exactamente. El problema a mi modo de ver, es la explicación peregrina que actualmente la ciencia médica ofrece para este, llamémosle, proceder. El problema estaría en que la persona no es capaz de controlar sus impulsos, y sucumbe a ellos. En algunos casos esta explicación ha estado sustentada por explicaciones biologicistas, e incluso genéticas, aunque nunca se ha podido establecer una buena teoría para explicar este tipo de problemas en personas sanas, es decir, en aquellas que no presentan de una forma evidente, una lesión o problema orgánico detectable. Seguramente, cualquier aprendizaje, cambio, comportamiento, etc…tiene correlatos neurofisiológicos, ahora bien, ¿esos cambios son la explicación de las conductas de las que hablamos, o consecuencia de las mismas?
Por tanto, y teniendo en cuenta este modo de explicar, la solución es controlar externamente a la persona descontrolada. Lo sorprendente, es que para ese control externo, esta persona descontrolada tiene que hacer una serie de cambios VOLUNTARIOS, y tiene que cambiar su proceder en su día a día, de forma VOLUNTARIA. El modo al que se refieren los familiares que pasan a controlar al enfermo, es que ellos “controlan” su dinero, y que se le han tenido que quitar las tarjetas. El modo en que se refiere el enfermo, es que le han quitado su dinero, que no le han quitado sus tarjetas, y que tiene que justificar a su familia cada gasto que hace, y pedirles dinero para cualquier gasto. Por supuesto, además de todo esto, el profesional o la asociación le pide que deje de estar enfermo, es decir, que deje de jugar.
Sin embargo, es evidente, que sin la plena voluntad y autocontrol continuo del enfermo, nada de esto sería posible. Podría pedir dinero a sus amistades, podría sacar otras tarjetas, podría negarse a cualquier tipo de controles, podría seguir fingiendo y mintiendo y sobre todo, podría seguir jugando. Bajo determinadas circunstancias, asume este nuevo modo e incluso deja de jugar, al menos mientras las cosas se calman, en ocasiones incluso las nuevas condiciones se darán durante el resto de su vida, el problema es que seguirá sin entender nada de lo que le ocurrió y el miedo se instalará permanentemente en su persona.
¿Entonces, que alternativa existe? A mi entender, una conducta o un conjunto de ellas no deben entenderse como una patología, ni mucho menos como el resultado de no se sabe que procesos carentes de voluntad y por lo tanto de responsabilidad. Creo que en primer lugar, la visión del problema cambia si presentamos el juego excesivo, o la actividad de jugar, como SOLUCIÓN, no como problema. En segundo lugar, me parece que la estadística descriptiva no es una buena aproximación a este problema, necesitamos estudiar a cada persona como un mundo único, con sus propias reglas y significados. Todos podemos comprender que si observamos detenidamente a cien o mil personas que lloran (llorar es una conducta) podremos hacer estadística descriptiva, y decir que llorar consiste en que se mojan los ojos de una sustancia salina, el cuerpo está “decaído” y el tono muscular en general es “bajo”, se hacen sonidos con la boca y/o la nariz, y en algunos casos se puede esperar agitación de brazos y piernas, por lo que es conveniente, en esos casos “explosivos” apartarse del entorno de la persona que sufre el “ataque”. Ahora bien, otra cosa es entender el motivo de la conducta de llorar, ya que si aspiramos a que cambie, difícilmente podremos aplicar la misma solución en todos los casos.
No es lo mismo una persona que juega de modo excesivo entre semana, que aquella que juega sólo los días de fiesta y los fines de semana, ni aquella que sólo juega en su horario laboral o aquella que sólo juega antes de ir a casa.
Para entender esto, previamente tenemos, ante la propuesta de juego como SOLUCIÓN, entender a qué se está dando solución y qué tipo de solución, de qué naturaleza, qué aporta la conducta de juego al jugador, para convertirse en principio en SOLUCIÓN.
Por tanto, y siguiendo mi línea argumental, si que en muchos casos el jugador está profundamente confundido y ha perdido de vista totalmente el porque juega de la forma en que lo hace. Esta afirmación se confirma cuando le realizamos una entrevista de acogida al jugador, y exploramos sus explicaciones para lo que le ocurre. En un 95% de los casos, la principal motivación que exponen es que juega para ganar dinero o por el premio, no valorando en ningún caso, ninguna otra circunstancia. Por tanto, si introducimos al jugador en un sistema, en muchos casos de autoridad, en donde no se le hace valorar otro tipo de explicación, en donde se le presenta su problema como algo generado por circunstancias externas, y por la actividad en si misma (el juego), solamente se contribuirá a aumentar aún más su confusión. Lamentablemente este es el modo más habitual de tratar con este problema, y en muchos casos se le prohíbe al jugador, incluso jugar al ajedrez.
Por tanto las personas que trabajan para ayudar a las personas afectadas por los excesos con el juego, deberían no ser unos expertos en juego, sino expertos en el trato con personas, ya que en definitiva el juego no tiene nada que ver en los problemas que presentan. Y deberían, al menos, no contribuir a empeorar la situación de estas personas, ya que en muchas ocasiones las soluciones propuestas pertenecen exactamente al mismo tipo de las utilizadas por los jugadores, “pan para hoy y hambre para mañana”. En cualquier caso, de llevarse a cabo cualquier reestructuración o iniciativa, debería ser acordada con el máximo respeto con la persona que sufre el problema, y siempre dándole a entender que se realiza porque así lo quiere, y porque siente más seguridad, pero que en definitiva lo único que logra que no juegue es su decisión hasta el momento de no hacerlo.
A la vista de estos argumentos el lector que haya alguna vez tomado contacto con la obra de George Orwell, comprenderá el motivo del título de este ensayo, ya que la definición lingüística del problema, a nivel explicativo, tiene una importancia vital en cuanto a la terapéutica del juego patológico, y por tanto para las consecuencias en la vida de las personas que alguna vez se han visto afectadas directa o indirectamente por este problema.

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•        Morán, E. (1979). An Assessment of the report of the Royal commission on gambling. British Journal of Psichiatry, 74, 3-9.
•        Organización Mundial de la Salud (1992). CIE-10 Décima revisión de la clasificación internacional de las enfermedades. Trastornos mentales y del comportamiento. Descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico. Madrid, Méditor.
•        Orwell, George (2006). 1984. Madrid, Destino.
•        Pascual-Leone, J. (1991). Emotions, development, and psychotherapy: A dialectical-constructivist perspective. En J.D. Safran y L.S. Greemberg (Eds.), Emotion, psychotherapy, and change, 302-335. Nueva York, Guilford.
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•        Roy, A., Custer, R., Lorenz, V. y Linnoila, M. (1988). Depressed pathological gamblers. Acta Psychiatrica Scandinava, 77, 163-165.
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•        Tomkins, S. (1962). Affect, imagery and consciousness. Nueva York, Springer.
•        Villoria, C. (1998). Ansiedad y depresión en el juego patológico. Psicología.COM [Online],1(2),45párrafos.Disponible en:http://www.psiquiatria.com/psicología/vol2num1/art_6.htm [1 Febrero 1998].
•        Zuckerman, M. (1983). Biological Bases of Sensation Seeking, Impulsivity and Anxiety. Nueva Jersey, Erlbaum.
•        Zung, W. (1965). A self-rating depressión scale. Archives of General Psychiatry, 12, 63-70.

Jesús Castro Rodríguez
Psicólogo colegiado T-825
Director del Servicio de Atención a la Ludopatía de Santa Cruz de Tenerife (S.A.L)



Editado por Manel - 03 de Noviembre de 2006 a las 21:24


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rod63
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Escrito el: 03 de Noviembre de 2006 a las 18:23 Citar rod63

Interesante artículo el que presenta mentesana, muy bueno,  aunque lo que hace el autor es plantear muchas dudas y no dar respuestas, y trata de llevar la contraria a todo lo establecido actualmente, esto en general puedo hacerlo cualquier persona y tenemos pruebas recientes de ello en el foro.

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mentesana
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Escrito el: 04 de Noviembre de 2006 a las 10:02 Citar mentesana

Ok. A mi también me lo pareció. Lo que no entiendo es lo de que no da respuestas. Me parece que si. Otra cosa es que uno esté de acuerdo o no. Personalmente hay algunos puntos en los que no lo estoy, por ejemplo, en lo del trato a las personas, que según el, solo puede ser hecho por profesionales, o al menos así lo entiendo yo.


En cualquier caso, tiene mas implicaciones de lo que parece, lo de dice el pollo este.....




OTRO

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<DIV =titular>
<H3>Recuperación natural y búsqueda de tratamiento en el juego patológico: Resultados de dos encuestas nacionales en USA.</H3>(Natural recovery and treatment-seeking in pathological gambling: Results of two U.S. national surveys.)

FUENTE: AMERICAN JOURNAL OF PSYCHIATRY. 2006 FEB;163(2):297-302.

<P =autor>Wendy S. Slutske.


<P =pie>[artículo original] [27/2/2006]


<DIV =reglaH>
<DIV =resumen>
<H4>Resumen</H4> <A class=linkExterno href="http://ajp.psychiatryonline.org/cgi/content/abstract/1 63/2/297" rel=external>[texto completo en inglés></A> <A class=linkExterno onclick="window.alert'Esta traducción es sólo orientativa y se realiza de forma automática.\nBajo ningún concepto debe utilizarse para su aplicación clínica sin comprobación en el documento original'" href="http://translate.google.com/translate?langpair=en%7Ces &u=http%3A%2F%2Fajp.psychiatryonline.org%2Fcgi%2Fcontent%2Fa bstract%2F163%2F2%2F297">[traducir></A>

El juego patológico está descrito en el DSM-IV como un trastorno crónico y persistente, pero los recientes estudios longitudinales de la comunidad han resaltado la naturaleza transitoria de los problemas relacionados con el juego, preguntándose si esta caracterización es correcta. Esta reciente evidencia de un alto porcentaje de recuperación junto con los bajos porcentajes de búsqueda de tratamiento para el juego patológico, sugieren que la recuperación natural podría ser común. El propósito de este estudio fue documentar los índices de recuperación, búsqueda de tratamiento, y recuperación natural entre individuos con trastorno por juego patológico DSM-IV en dos grandes encuestas nacionales en Estados Unidos. Se estimó el predominio de la recuperación, búsqueda de tratamiento, y recuperación natural entre los individuos del Estudio de la Conducta e Impacto del Juego (N=2,417) y la Encuesta Epidemiológica Nacional sobre Alcohol y Condiciones Relacionadas (N=43,093) los cuales manifestaron una historia de por vida de trastornos de juego patológico DSM-IV (N=21 y N=185, respectivamente). Entre los individuos con una historia de por vida de juego patológico DSM-IV, un 36 – 39 % no presentaron ningún problema relacionado con el juego en el último año, incluso cuando sólo el 7 – 12% había buscado tratamiento formal o acudido a reuniones de Jugadores Anónimos. Aproximadamente una tercera parte de los individuos con trastornos de juego patológico en estos dos estudios nacionales en Estados Unidos se caracterizó por una recuperación natural. El juego patológico no siempre conlleva un curso crónico y persistente. Un porcentaje considerable de individuos con una historia de juego patológico eventualmente se recupera, la mayoría sin tratamiento formal. Los resultados de estas dos amplias encuestas epidemiológicas podrían revertir el juicio sobre el trastorno por juego patológico. Para acceder al texto completo es necesario suscribirse en la fuente original:


Editado por Manel - 25 de Noviembre de 2006 a las 19:36


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rod63
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Escrito el: 27 de Noviembre de 2006 a las 23:38 Citar rod63

Te respondí en el general y ahora aquí más o menos te contesto lo mismo, hay estudios de que las personas cambian el objeto de deseo de la adicción, esto es que hoy son adictos al juego, mañana al cigarro, al alcohol, al ejercicio (vigorexia), etc, etc, esto no lo aclara el estudio, a mi modo de pensar estas personas que dejan de jugar en su mayoría asumen otro adicción, pienso que es necesario la ayuda de un profesional y/o grupos de autoayuda.

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Arlequin
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Ingresado: 26 de Noviembre de 2006
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Escrito el: 28 de Noviembre de 2006 a las 23:01 Citar Arlequin

                        EL JUEGO PATOLOGICO.

   El juego como actividad lúdica, es una de las actividades más frecuente entre las personas y que mejor caracteriza su quehacer habitual. El papel que desempeña el juego en nuestra vida es muy variado. La Sociedad Americana de Psiquiatría en el " Manual diagnóstico y estadístico de los transtornos mentales ",señala siete características esenciales del juego patológico y establece que para que una persona sea considerado Jugador Patológico debe cumplir al menos tres.Las site características son:

   1º) Arrestos por robo, fraude o evasión de impuestos, debido a intentos de obtener dinero para jugar.

   2º) Alteraciones familiares o maritales debida al juego

   3ª) Incapacidad de satisfacer las deudas y las responsabilidades financieras

   4ª) Obtención de dinero a través de fuentes ilegales o préstamos

   5ª9 Incapacidad de explicar las pérdidas de dinero o de demostrar las ganancias cuando éstas se obtienen

   6ª) Pérdida del trabajo a causa del absentismo ocasionado por la actividad de jugar

   7ª) Necesidad de otra persona que procure el dinero necesario para aliviar la desesperada situación familiar.

   Según este Manual, en la población existen únicamente dos tipos de jugadores: los sociales y los patológicos. Mientras que los jugadores sociales seráin aquellos que juegan esporádicamente y tienen control sobre su conducta de juego, los jugadores patológicos se caracterizan por jugar frecuentemente y sin control de su conducta de juego. Este planteamiento no ha sido siempre aceptado.

  1.- CARACTERISTICAS DEL JUEGO PATOLOGICO

   Custer, uno de los autores que más ha trabajado para que se dedicara al juego patológico la atención que merecía, lo definió como " Una enfermedad adictiva en la que el sujeto es empujado por un abrumador e incontrolable impulso de jugar ". El impulso persiste y progresa en intensidad y urgencia,consumiendo cadsa vez más tiempo,energía recursos emocionales y materiales de que dispone el individuo. Finalmente, invade, socaba y a menudo destruye todo lo que es significativo en la vida de una persona. Para este autor, las caracteristicas más importante del Juego Patológico son tres:

   1ª) Es un transtorno por el que la persona se ve obligafda por una urgencia incontrolable de jugar.

   2ª) Es un transtorno persistente y progresivo de la conducta que acaba en una dependencia emocional respecto al juego.

   3ª) Es un transtorno que llega a afectar de forma negativa la vida personal,familiar y laboral.

   Otro autor,ROSENTHAL, ha señalado de que si cambiase la palabra juego por sustancia adictiva, los síntomas son aproximadamente los mismos. Otras características del Jugador Patológico son :

   1ª) Preocupación frecuente por jugar o pòr obtener dinero para jugar.

   2ª) Jugar más cantidad de dinero o durante más tiempo del que se había previsto.

   3ª) Esfuerzos repetidos para reducir o parar de jugar.

   4ª) Sacrificio de alguna importante actividad social para poder dejar de jugar.

   5ª) Se continua jugando a pesar de no poder pagar las deudas.

   6ª) Irritabilidad o intranquilidad cuando no se puede jugar.

   7ª) Pérdidas continuas en el juego y, al día siguiente, intentos de recuperarlo.

   2.- TIPOS DE JUGADORES.

   Se pueden distinguir tres tipos de jugadores: Jugador serio, el dependiente y el compulsivo.

   El jugador serio es aquel que juega regularmente, dedicando una parte de su tiempo y dinero a jugar. A pesar de ello, su juego no trae consecuencias graves en su trabajo, familia y vida social.

   El jugador dependiente es aquel que necesita jugar, ya que el juego alivia la ansiedad y tensión y así escapa de problemas para él, insoportables. Puede haber un descuido de sus obligaciones económicas y sociales, pero no llega a perder el control.Cuando ve amenazada la estabilidad familiar o el trabajo, pue3de dejar temporalmente de jugar, evitando así problemas de juego.

   Finalmente, el Jugador compulsivo, se caracteriza por la pérdida de control y por la incapacidad de poder dejar de jugar. Los autores consideran que el proceso puede aparecer después de dos o tres años en los tipos de jugadores anteriores.

3ª) FASES DEL DESARROLLO DEL JUEGO PATOLOGICO.

  Para CUSTER, el juego suele comenzar habitualmente en la adolescencia, aunque puede hacerse en cualquier edad y desde las primeras apuestas hasta la pérdida absoluta del control, transcurre un promedio de unos cinco años. El jugador pasa entonces por tres fases: la de ganancia, la de `pérdida y la de desesperación.

   En la fase de ganancias, al principio se dan frecuentes episodios de obtención de premios, que llevan al jugador a una mayor implicación en el juego y a considerarse un jugador exepciopnal.

   En la fase de pérdidas, dado el optimismo que caracteriza al jugador,busca conseguir mayores premios y cada vez arriesga más.

  Pero los jugadores de azar tienen su propia dinámica:comienza a perder dinero,perdiendo más cuanto más apuesta. Cuando el jugador pierde todo su dinero, tiene que acudir a otras fuentes. Después de agotar el suyo y el de otras personas,tiene que acudir a préstamos, bien sea a bancos o a financieras. Pero en ambos casos precisa ganar. Cuando las deudas han aumentado y la posibilidas de obtener el diner que necesita se reduce, toda su opción para obtener el dinero que necesita para pagar sus deudas, se limita a una : EL JUEGO.

  Ahora ya no juega para ganar dinero, sino para recuperar lo perdido. La única vía para recuperar el dinero es conseguir dinero, que sólo ve posible conseguir: jugando. P´restamos, sueldos gastados en juego, relaciones familiares y laborales, deterioradas, son alguna de las consecuencias que agravarán aún más el problema de no conseguir dinero. Aqui es cuando el jugador se ve obligado a confesar su problema a la familia y decide que va a dejar de jugar.Esto dura pocotiempo y una vez conseguido el dinero, vuelve de nuevo a jugar.

   La tercera fase es la de Desesperación. En esta fase, el jugador sólo vive para jugar. Se despreocupa totalmente de la familia, amigos y trabajo. Esto exige aumentar riesgos.Cheques sin Fondo, apropiación de dinero o acudir a prestamistas, agravan más y más el problema.

   En este punto la gran mayoría de los jugadores compulsivos ya han perdido su trabajo. Aumenta el nerviosismo, se sienten desesperados. Percibe pocas alternativas: el suicidio, la cárcel, escapar o buscar ayuda.

   4.- PROCEDIMIENTOS MAS UTILIZADOS DE AYUDA.

                   GRUPOS DE AUTOAYUDA

                   TERAPIA PSICOFARMACOLOGICA

                     TECNICAS AVERSIVAS

                      TERAPIAS DE GRUPO

 

    Trabajo personal realizado por Arlequin, en el año 1986         &n bsp;  



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Escrito el: 30 de Noviembre de 2006 a las 11:42 Citar Arlequin

  Me equivoqué en la fecha, el trabajo o informe sobre la Ludopatía, lo hize en el año 1996, al año justo de entrar en mi Asociación.

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