2 Perfectos Perdedores Fase I

Se trata de jugadores inteligentes equilibrados y cuerdos, es decir que no presentan la patología de los anteriores pero que no pueden controlarse durante la sesión de juego, aunque luego de ella reflexionan acerca de lo que hicieron, casi siempre arrepintiéndose y prometiendo cambiar de conducta en futuras ocasiones, pacto consigo mismo que violaran sistemáticamente.

La característica central de estos jugadores, es no conformarse nunca con lo que pueden llevar ganado (a veces cifras más que atractivas) y buscando un poco más comienzan a perder.

Una vez que comienzan a ceder parte de lo ganado intentan recuperar lo que tenían, prometiéndose a sí mismos irse apenas lo logran, promesa que desde luego también violaran, de modo que indefectiblemente llega el momento en que empiezan a perder nuevamente y en el afán de recuperación terminan perdiendo todo lo ganado y todo lo que llevaban para esa sesión, en algunos casos rozan lo patológico y regresan a su hogar a buscar mas dinero, aunque esta es la característica del ludópata, alguna vez el Perfecto Perdedor Fase I puede caer en esta conducta.

En el fondo son escépticos respecto a la posibilidad de ganar científicamente.

Se escudan en frases vacías tales como que nadie gana y que el azar es

invencible, que solo sirve él pálpito o lo que tira el croupier o la suerte.

3 Perfectos Perdedores Fase II

El Perfecto Perdedor en su fase II, es un Perfecto Perdedor Fase I golpeado por la experiencia.

A través de los tropiezos continuos se da cuenta que ante una ganancia razonable lo mejor es irse, y comienza a hacerlo. Sin embargo el PP Fase II considera a cada sesión de juego como independiente de las demás, y entonces, los saldos finales de sus incursiones son negativos.

El PP fase II cuando pierde, pierde todo y generalmente cuando gana, gana menos de lo que lleva, no por que sea imposible esto último, sino por que su psicología se sustenta sobre los sustratos del PP Fase I, y entonces quiere ganar más y más, encontrando necesariamente un punto en que comienza a perder y en el que avisado como esta de la conducta práctica, suele abandonar el juego.

El Perfecto Perdedor Fase II juega con reglas muy elementales generalmente sin ninguna lógica formal, mas allá de las fantasías y racionalizaciones en las que incurre para justificar que juega como juega por que no sabe hacerlo de otra manera.

Suele creer en los palpitos, en lo que tira el croupier y fantasías de ese tipo.

Vive de recuerdos gloriosos como forma de no enfrentar la realidad y por eso repite técnicas que alguna vez le dieron resultado, aunque hayan fallado muchas veces más que las que funcionaron.

4 Perfecto Perdedor Fase III

Cansado de perder, y siempre y cuando se trate de una persona perseverante el Perfecto Perdedor se hace sistemista, o sea entra en la fase III.

En esta fase el jugador pierde tanto o más que en las fases anteriores por que al dinero de las apuestas debemos sumarle, los sistemas inservibles que compra, las cenas que invita a los muchachos que dicen saber como ganar, y en algunos casos al dinero que le da a otros “expertos” que tienen el sistema, pero no pueden jugar por que andan con un problema familiar, o por que ganan tanto que a ellos los echan del casino y otras estafas de esa naturaleza.

Esta es la fase en que el jugador se haya mas cerrado en sí mismo, cree que se puede ganar, lo afirma a capa y espada, cree saber como, pero en realidad no lo sabe, defiende a los sistemas como única forma de ganar y ataca a los que le señalan que no es tan cierto que un sistema pueda basar una estrategia exitosa en si misma.

Siempre encuentran que la falla del sistema esta en su falta de perseverancia, en su inconducta o en sus escasas posibilidades económicas, sigue afirmando que sabe como ganar, pero no tiene respuesta a la pregunta de por que no lo hace.

Esta es la topología mas frecuente en los foros de Internet, eternos buscadores inconsistentes de sistemas, que salen corriendo detrás de cada liebre que se les cruza, agotándose en el intento repetido y sin poder atrapar ninguna.

Rehuyen a los estudios sistemáticos para prestar atención a cualquier aviso del tipo Gane ya, como lo hace el Tío Fran, o Marcial el piloto!!!

Para ellos mejor que para nadie cabe la 22ª Ley de Manrique que dice No hay peor ciego que el que no quiere oír.

Esta fase puede durar años e incluso toda la vida

5 Perfectos Perdedores en su fase IV

A través de tantos golpes y de tantos sistemas estudiados, el PP fase IV se vuelve escéptico, ya no volverá a comprar sistemas, ni a dejarse estafar, pero seguirá creyendo que la solución para ganar es un sistema.

Mientras la búsqueda se oriente hacia un “sistema” se seguirá siendo un Perfecto Perdedor.

¿Esto quiere decir que los sistemas son inútiles? No, pero son solo una parte de lo que hace falta para ganar.

Igual que la anatomía para un médico, es necesario conocer uno o más sistemas, igual que un médico necesita saber bastante mas que anatomía para ejercer con éxito. Un profesional necesitará dominar mucho más que sistemas para ganar.

Lo que diferencia a los profesionales de los Grandes Profesionales, no es tanto el dominio de los conocimientos, sino el criterio para ejecutar esos conocimientos.

No me dé un sistema, déme un concepto decía siempre mi gran maestro el

Nono Santelli.

La característica central del PP Fase IV es que deja de lado con extrema facilidad estrategias que vienen funcionando bien y en las que invirtió mucho tiempo y quizás dinero, ante la primera señal de perdidas, harto ya de estar harto y de ver repetirse la vieja historia.

Su escepticismo lo bloquea y en definitiva nubla su razonamiento. Desde luego que este escepticismo es conceptualmente mucho mejor que el escepticismo del perfecto Perdedor fase I respecto a las probabilidades reales de ganar científicamente.

A veces maneja un concepto poderoso y se entretiene en pruebas larguísimas sobre todo tipo de permanencias, como esperando confirmar que lo que cree funciona, en lugar de invertir el tiempo en exprimir las variantes del concepto y atacarlas desde la lógica.

Confiar en los resultados que arrojan las pruebas en permanencias es condenarse casi con seguridad a un resonante fracaso, dado que nunca veremos nuevamente situaciones como las que probamos.

En todo caso las permanencias servirán para practicar la operatoria, para analizar las variantes posibles y las situaciones pero jamás para determinar que un sistema vaya a funcionar en el futuro.

Sé que esta afirmación va a traer polémica pero también sé que los que me desmientan, en el fondo habrán vivido la situación de haber probado una y otra vez sistemas que andaban en las permanencias y que luego los destrozo en la practica. De igual modo descartaron la belleza formal de alguna estrategia apenas falló en algunas permanencias.

Dirán que no habían probado la suficiente cantidad de bolas, dirán que las permanencias no eran “reales”, pero la realidad es otra. Nada en la ruleta, ni en el ajedrez, ni en los negocios, ni en la vida se repite de igual manera, cada situación es nueva y afortunadamente es imposible prever todas las circunstancias, la vida seria opaca de tan previsible y no plantearía desafíos al Indomable Espíritu Humano