Escrito el: 25 de Agosto de 2006 a las 09:11
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Hay quienes dicen disfrutar con la "acción", con la emoción que supone el juego. En este caso, pueden aumentar sus apuestas para conseguir mayor excitación al aumentar el riesgo. Otros ludópatas mienten diciendo que "suelen ganar" o, como mínimo, "quedar en paz". Algunos de ellos juegan como medida para liberar sus tensiones en situaciones de ansiedad o de depresión. Otros dicen que deben reparar las pérdidas, y que esto se producirá cuando llegue la buena racha…
En todos ellos lo más típico es que el problema se alarga en el tiempo. Las personas con este trastorno tienden a mentir a sus familiares, amigos, médicos y psicólogos, intentando minimizar su situación de juego patológico: "No hay para tanto" dicen. Existe el riesgo añadido de que, al perder mucho dinero, recurran a falsificaciones, engaños, robos, fraudes o abusos de confianza para conseguir fondos y continuar jugando. Se da este fenómeno, muchas veces, en personas con facilidad para hacerse "adictas" a otras contingencias: al trabajo, a los atracones de comida, al tabaco, al alcohol… Con facilidad incurren en trastornos depresivos, y en graves dificultades de adaptación. De las personas tratadas por juego patológico, un 20 % ha hecho al menos un intento de suicidio.
El retrato robot de un jugador patológico suele ser el siguiente: edad adulta, con antecedentes de alteraciones por adicción a sustancias (tabaco, alcohol, etc.) o con antecedentes de trastornos por ansiedad o depresión, con dificultades para adaptarse socialmente y para tolerar las frustraciones. La distribución por sexos nos habla de una mayoría de varones (dos tercios), aunque en nuestro país se equilibra la proporción a causa de la gran cantidad de máquinas tragaperras existentes.
El tratamiento de las personas con este trastorno debe incluir aspectos médicos, psicológicos y sociales. Algunos de los casos, con trastornos depresivos claros, responden de forma favorable al empleo de medicación antidepresiva. En las más de las veces es necesario también practicar programas de deshabituación, a base de técnicas psicológicas que potencien el control de los impulsos, y la puesta en práctica de pensamientos positivos que permitan luchar contra el hábito. También son muy útiles las asociaciones de autoayuda, tipo "alcohólicos anónimos", en este caso "jugadores anónimos", con dinámicas de grupo encaminadas a conseguir un refuerzo social, tanto para el paciente como para sus familiares.
Existen centros hospitalarios con tradición en el tratamiento de la adicción al juego. El Servicio de Psiquiatría del hospital Príncipes de España fue pionero en este aspecto. En ellos, las personas adictas al juego aprenden a controlar y encauzar sus impulsos, así como a mejorar las pautas de comportamiento y socialización que les permitan incrementar sus actividades lúdicas. En los casos en que el juego patológico es una forma de buscar excitación, es pertinente encauzar a las personas hacia otras ocupaciones no menos excitantes (deporte, aventura…) pero mucho más adaptativas en lo que se refiere a la felicidad personal.
http://www.drromeu.net/ludopat.htm
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