El
primer paso que deben dar los familiares es intentar
resolver su propia situación emocional, posteriormente
pueden intentar entender que están frente a una adicción,
puesto que es demasiado fácil que la situación
escape a su control y no deberían sentirse culpables.
La
entereza con que planteen al jugador los objetivos y medidas
a seguir, deben ir acompañadas con la comprensión
de las reacciones que tiene el jugador, poniéndose
emocionalmente en su situación, no sirve de nada hacer
planteamientos de si me quisieras no jugarías, es necesario
demostrar respeto como personas que son mientras se ofrece
el apoyo para hacer lo necesario que mantenga la abstinencia
en jugar que en realidad es su responsabilidad.
Aún
así, insistid en que se ponga en tratamiento, a menudo
no hay conciencia de enfermedad y se niega o no se quiere
tratar con el convencimiento de que podrá hacerlo solo,
proponga que es la mejor solución, que es más
fácil con el apoyo profesional, que se genera más
confianza con una buena rehabilitación, que os afecta
a todos estar pendientes de las recaídas y os hace
sufrir afrontarlo solos. En definitiva, que es demasiado importante
para que se repita.
Normalmente,
los familiares no tienen formación ni experiencia en
afrontar adicciones y, las buenas intenciones sin estos dos
elementos, a menudo conllevan el fracaso.
Por ello
el consejo de ir a una asociación con profesionales
, psicólogos o psiquiatras, con experiencia en juego
patológico, nos parece imprescindible para resolver
la singular situación emocional en que se encuentran,
recibir la orientación necesaria frente a los problemas
que surgirán, facilitar el cumplimiento de las medidas
preventivas, de los puntos no negociables, y conseguir un
abordaje terapéutico del jugador y su problema ,es
importante comprender que la rehabilitación es un proceso
largo y recuperar la confianza estará asociado a cumplir
muchos objetivos diferentes, no sólo el control del
dinero.
Evidentemente
cuanto más consenso y apoyo familiar existe en este
sentido más fácil será para el jugador
aceptar que tiene el trastorno y revolverse por conservar
unas relaciones afectivas que, a pesar de los engaños,
siguen aceptándole .
Cuando
el nivel de degradación de la enfermedad y las relaciones
impiden esta situación, el pronóstico realmente
es complicado y se hace imprescindible un trabajo impecable
de socialización.
En
cualquier caso se debe explicar al jugador, con elementos
objetivos, qué es lo que está ocurriendo: las
cantidades que sabéis que dedica a jugar, el tiempo
que no está dedicando a la familia, su irritabilidad
o nerviosismo, las mentiras que habéis contrastado,
etc.
Podéis
hacerle ver cómo os sentís vosotros: preocupados,
engañados, tristes... y como puede intentar cambiar
la situación que a su vez cambiará la situación
emocional de todos, etc.
Mostraos
dispuestos a ayudarlo, para cumplir unas medidas
preventivas, un tratamiento que le ayude a dejar de jugar,
a reiterar el apoyo a pesar de que recaiga o se equivoque,
no dejéis de hacerlo mientras mantenga la disposición
por luchar...
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